Dana
Seth me arrastra fuera de la residencia mientras me grita que soy una imprudente. Apenas consigo caminar por mi misma, el ángel hace todo el esfuerzo tirando de mi.
Cuando estamos a una distancia aceptable me suelta y sigue regañandome. Está muy nervioso.
Yo no logro descifrar como me siento, no estoy asustada ni mucho menos nerviosa. No siento que vaya a caer en cualquier momento como esta mañana cuando lo vi. En realidad tengo curiosidad, su manera de mirarme, no logro entender.
No es la reacción que me esperaba de Kail al verme. A ver, claro que no esperaba que corriera a mis brazos, pero no sé algo más que solo pararse a mirarme.
-¡Ni siquiera me estás prestando atención! - Seth alza la voz y yo pongo los ojos en blanco.
-Vale vale, tienes razón. Lo siento. - levanto las manos en señal de rendición. - Solo quería ver como se comportaba, te juro que iba a observar desde lejos pero Alis me vio y entonces empezó a gritar como una loca. Intenté que se callara, pero bueno...ya sabes como acabó.
-Te ha visto. - suspira.
-Si, pero no ha hecho nada. - me encojo de hombros quitándole importancia.
-¡Qué más da eso, te ha visto Dana! - vuelve a levantar la voz. Entrecierro los ojos y me muerdo el labio. Ya he aguantando gritos de Alis no estoy dispuesta a que me vuelvan a gritar esta noche.
-Primero, deja de gritar o aquí se acaba nuestra conversación. Segundo, que me haya visto y no haya hecho nada corrobora que no está aquí por mi, sino que busca el sello.
-Bueno - niega suavemente, sé que intenta no estallar de nuevo. - te llevo de vuelta a tu residencia.
-Oye. - lo freno agarrandolo del brazo cuando empieza a caminar sin prestarme más atención. El chico se detiene y evita mirarme. - Siento haberte asustado, pero estoy bien. No prometo no volver a colaborar en que tengas un infarto, pero te contaré cuando tenga otro plan suicida.
Por fin sonríe y me mira a los ojos. Sin decir nada me abraza y me aprieta con suavidad. Sonrio contra su pecho. Sé cuanto se preocupa por nosotras, todo lo que ha hecho para protegernos en este tiempo. Realmente conocer a Seth es una de las pocas cosas buenas que me han pasado este último año.
Me acompaña hasta mi habitación, donde Layla y Lia ya duermen. Me despido de él y me acuesto enseguida. Ha sido un día raro e intenso, necesito dormir y apagar mi cabeza por unas horas.
Mi teléfono vibra encima de la mesilla de noche, lo miro por si es importante. Y es Theo.
"Perdona por la hora, aunque no sé cuando te llegará por la cobertura. Solo quería pedir perdón por lo incómodo que ha sido todo esta mañana. Ya sé que no quieres salir con nadie, pero de verdad me gustas. Dejaré de molestarte, igual me gustaría que fuéramos amigos."
Leo el mensaje como tres veces. Tal vez debería aceptar salir con él, es muy buen partido. Y debería pasar página de una vez. Decido que mañana lo buscaré e iré a tomar algo con él.
Intento dormir durante unas horas pero solo consigo dar vueltas. El mensaje me ha desvelado. Son casi las doce de la noche, pero me decanto por dar un paseo por los alrededores para aclararme y ver si así puedo dormir.
Fuera hace frío pero no se siente mal al contrario respiro hondo y siento como algo de la tensión acumulada desaparece.
Recorro un par de calles, a paso lento. Encuentro un banco cerca de una de las residencias y me siento.
Hay alguna que otra persona en la calle a pesar de ser media noche. Algunos regresan tambaleándose borrachos de alguna fiesta, otros buscan la oscuridad para enrollarse con su pareja y algunos pocos como yo solo buscan la tranquilidad de la noche.
Llevo bastante sentada aquí, en la calle solo quedan dos personas borrachas riendo sentadas en la acera y una pareja besándose apasionadamente en un banco. Me levanto dispuesta a irme pero algo me detiene. Alzo la vista para encontrarme al demonio a unos metros, mirándome.
Solo se limita a mirarme sin ningún tipo de expresión, mientras yo aguanto como puedo su mirada. Y de repente, se da la vuelta y sigue caminando a paso lento. Como si no me conociera...
La rabia se apodera de mí. ¿Cómo se atreve a pasar por mi como si no fuera nadie? Después de todo lo que me hizo, de todo lo que tuve que aguantar por él y cuando se fue. Oh no, no se va a ir de rositas.
A la mierda el peligro que pueda correr si quisiera hacerme daño ya lo habría hecho, ya nos habría matado a todos.
-¡Kail! - grito. Supongo que si estuviera pensandolo bien huiria en vez de gritar su nombre, pero ahora mismo me debe al menos no mirarme con esa indiferencia.
El demonio ha parado, pero no se gira. Me acerco, sigue de espaldas y no consigo ver su cara.
-¿No vas a mirarme? - pregunto de mala manera.
Entonces se da la vuelta con una media sonrisa, y ese gesto que antes me parecía sexy ahora me parece siniestro.
-Dana. - escupe mi nombre.
Genial. Me he quedado en blanco, ¿qué pretendía al perseguirlo gritando su nombre? ¿Qué voy a decirle ahora? Las ganas de echarme a correr aumentan a medida que pasan los segundos.
-Has vuelto. - es lo único que se me ocurre decir.
-Vaya, ¿te has dado cuenta tú solita?
Frunzo el ceño ante su burla. Imbécil.
-¿Dónde has dejado a Seth? ¿Se ha cansado de perseguirte?
-¿No decías que no querías saber nada de los humanos? - desvío su comentario.
-Y no quiero. - se encoje de hombros.
Y sin esperar mi respuesta se da la vuelta y comienza a andar. Pero...
-¿Entonces qué coño haces aquí? - digo aunque esta vez no se detiene ni me mira.
-No tengo nada más que decirte, aléjate de mi. - suelta antes de desaparecer por una de las calles.
No estoy segura de cómo sentirme, estoy enfadada por tratarme como a algo insignificante y a la misma vez tan confundida.
Vuelvo a mi habitación aunque no consigo dormir nada, me la paso sentada en la cama mirando al suelo. Debería hacerle caso y alejarme. Solo tengo que concentrarme en encontrar el sello antes que él.
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Perdición (Inferno III)
Teen FictionSeparados. Dana intenta seguir con su vida apesar de ya no ser la misma. Kail sin humanidad, convertido en lo que siempre debió ser, letal y sin sentimientos. El mundo está a punto de explotar y ellos están en bandos diferentes. ¿A lado de quién luc...