✘Capitulo 26✘

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Kail

Camino por el pasillo desierto de la universidad. Esta todo oscuro y en silencio. Que tranquilidad sin tanto humano molesto correteando por aquí. Si no fuera porque capto la asquerosa presencia de James todo sería perfecto.

Un minuto después de oler al asqueroso impuro aparece ante mi con una sonrisa de oreja a oreja.

-Joder, ahora sí.

Paso de largo ignorandolo por completo y oigo como se queja y maldice. Pero aún así el muy imbécil no entiende la indirecta y me sigue.

-Esto está apunto de acabar Kail. -dice mientras me alcanza y una de sus asquerosas manos tocan mi hombro, me freno en seco. No me hace falta mirarlo para que retire la mano rápidamente.

-Lo estoy deseando, entonces no tendré que ver tu fea cara nunca más. -suelto antes de empezar a andar de nuevo.

Estoy asegurándome de que no quede ningún humano en la universidad, y si hay algún rezagado lo siento mucho por el. Tiempo ha tenido para huir. También, y la verdadera razón de mi inspección por las instalaciones es, saber si la molesta chica llave y sus amiguitos se han ido.

No soy idiota sé que no se rendirán tan fácilmente, pero una parte de mi espera que hayan entendido que ya es muy tarde y se hayan ido. Ahorrandome así la molestia de tenerlos por aquí correteando y metiendo las narices en todo, ya bastante tengo con el impuro.

James parlotea sin parar a mi lado, apenas le presto atención. Entonces se calla de repente, lo que me hace fruncir el ceño. Lo miro extrañado cuando se para en medio del pasillo. Parece tenso.

-Mierda. -dice.

Estoy apunto de preguntar qué coño le pasa cuando yo también noto su esencia. Niego enfadado y me giro dirigiedome a la sala donde he olido a la maldita humana. Abro bruscamente la puerta de una de las aulas y enciendo la luz. Oigo si respiración agitada y no me hace falta mirar en su dirección para saber dónde está. Con la velocidad sobrenatural me pongo frente a ella y le lanzo encima la mesa tras la que se escondía. Un grito brota de sus labios.

-¡Espera! -me súplica.

-No sabes la mala suerte que has tenido. -me rio. Joder estoy enfadado y esto me ayudará a desahogarme.

-No he venido a impedir nada. -balbucea con las manos en alto frente a mi.

Levantó la mesa y estoy a punto de reventarsela en la cabeza cuando la chica grita.

-¡Solo quería ver a mi hermano!

Me freno y la miro sorprendido. ¿Hermano? La inspecciono rápidamente, su cabello cobrizo y esos malditos ojos... Creo recordar que se llamaba Alis. Lanzo la mesa a un lado y me giro para mirar al chico apoyado en el marco de la puerta. Nos mira sin preocupación con las brazos cruzados al pecho.

-James... -suspira con alivio la chica cuando lo mira.

El impuro no reacciona de ninguna manera simplemente la mira y luego dirige su mirada a mi otra vez.

-¿Por qué has parado? -pregunta. -Estabamos limpiando la universidad de la basura que se ha quedado rezagada.

-Pero James, ¿que dices?... -una lágrima baja por la mejilla de la chica cuando oye las palabras de su hermano.

-Es cosa tuya, encárgate tú. -le respondo al impuro.

James se encoje de hombros y se acerca sacando un daga. La chica se arrastra como puede chocando con mesas y sillas en un intento de alejarse de él. El impuro no apresura el paso, se acerca lentamente. Me aparto a un lado y me siento en una de las mesas.

El chico llega hasta ella, la coge del pelo y levanta la daga sobre su cabeza.

-¡Puedo ayudaros! -grita.

-Para. -le ordeno. James se detiene sin soltarla del pelo y me mira.

-Yo conozco a Dana desde hace años, muchísimos, crecimos juntas. -suelta apresuradamente.

-No nos interesa. -se ríe James.

-No, sé que buscáis el último sello pero ella y sus estúpidos amigos también. Por alguna razón no la matáis, ella será una molestia puedo entretenerlos, hacer que se mantengan lejos de vosotros y del sello.

La miro pensativo. Realmente no quiero a la maldita llave incordiando, consigue distraerme y necesito acabar con esto cuanto antes. Aparte, si no funciona esta chica acabará muerta igualmente así que, qué más da darle la oportunidad.

-James, suéltala.

El chico gruñe en desaprobación pero obedece. Alis suspira de alivio y se agarra la cabeza con una mueca de dolor por el tirón de pelo que le estaba dando su hermano. Les echo un último vistazo antes de caminar hacia la puerta. He perdido todo el interés en esta reunión familiar.

-Sabia que nunca la quisiste. -dice ella feliz. -Fue una muy buena actuación. -se ríe. -Incluso Eyden te creyó.

En cuanto oigo ese nombre me detengo en seco y una punzada de dolor intenso atraviesa mi cabeza. Cierro los ojos con fuerza. ¿Qué es esto? No conozco a nadie con ese nombre entonces por qué reaccionó así... Y que esté dolor y está sensación...

Perdición (Inferno III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora