Dana
La claridad me saca de la bruma que el sueño ha creado, me resisto a abrir los ojos, pero termina siendo tan molesta que me rindo. Me siento mientras me masajeo la sien. Dios mio que dolor de cabeza.
Miro la cama vacía de Lia y suspiro, si se ha ido ya es que debe de ser muy tarde. Aún así me tomo mi tiempo cuando me meto en la ducha, dejo que el agua corra por mi cuerpo llevándose el sudor tras la pesadilla de anoche. La misma maldita pesadilla que me tortura cada noche... Sacudo la cabeza en un intento por hacer desaparecer el recuerdo.
Me visto con una sudadera y unos pantalones de deporte, no es que pretenda impresionar a nadie. El ajetreo del campus se cuela a través de las ventanas y consigue que la jaqueca que tengo aumente. Decido tomarme una pastilla para el dolor e irme ya.
Cuando llego a la cafetería está a rebosar como de costumbre, hago una interminable cola y pido mi café de todas las mañanas. Nos han recortado las raciones de comida, ya que el alimento escasea al rededor del mundo, pero por ahora el café no ha faltado. Salgo a duras penas del local y me dirijo al césped, donde me siento a disfrutar de mi café mientras observo a los estudiantes ir y venir.
La tranquilidad no dura mucho, ya que poco después Lia y Seth aparecen en mi campo de visión para sin previo aviso saltar sobre mi entre risas. Mis reflejos sobrenaturales actúan por si solos y logro apartarme lo suficiente para que no tiren mi preciado café.
-Idiotas. - murmuro.
-¿Habéis visto a Layla? - pregunta Lia ignorando mi insulto.
-No durmió en la habitación, supongo que estará en los apartamentos. - me encojo de hombros sin darle importancia.
Muy a menudo Layla desaparece durante días, se queda en los apartamentos donde vivíamos antes y vuelve como si nada. Como si no llevara días desaparecida. Todos sabemos lo que hace ahí, llorar a su amor, pero ninguno se atreve a hablarlo. Nadie se atreve a nombrar al demonio muerto.
-Joder llego tarde a clase. - gruñe Lia. Se levanta después de darme un beso en la frente y sale corriendo.
-¡Mierda Lia! - grito cuando empieza a correr a velocidad sobrehumana. Ralentiza y se da la vuelta para sonreírme en modo de disculpa.
Seth se ríe a carcajadas a mi lado. No sé que le hace tanta gracia, si siguen haciendo estas cosas van a terminar por darse cuenta de que no somos humanos.
Por suerte el campus está lleno de adolescentes borrachos y con resaca, y los que no lo están, están demasiado ocupados estudiando para sacar la carrera antes de que el mundo termine de explotar.
El ángel a mi lado no ha parado de reír, se sostiene el estómago con ambas manos. Pongo los ojos en blanco y le tiro el café a la cabeza. Inmediatamente para de reírse y se mira la ropa manchada con cara de sorpresa.
-Agradece que ya estuviera frío. - digo levantándome.
-Aguafiestas. - se queja.
Lo ignoro y me dirijo a mi clase, llego tarde como de costumbre. Seguramente no asista a las clases que quedan, tengo pensado ir a casa de Amelie.
Es lo que hago casi todas las tardes, me siento en su sofá y vemos algún programa tonto en la tele. Intenta aparentar que nada de esto le ha afectado pero yo sé que si, lo sé cuando veo sus enormes ojeras y su sonrisa triste.
Alguien choca contra mi hombro con fuerza sacándome de mis pensamientos. Cuando alzo la cabeza para ver contra quién he chocado un suspiro sale de mi boca.
-Mira por donde vas bicho raro. - escupe Alis. El grupito de barbies que siempre van con ella se ríen.
-Si no ocuparas medio pasillo. - le sonrío a su cara de horror y esquivándola sigo mi camino.
Está obsesionada con su apariencia, la época de niña estúpida que no pasó en el instituto la está pasando ahora. No ha parado de atacarme desde que decidí volver a clase, pero tampoco es como si me afectará. Hay problemas más importantes en el mundo que una niñata con una pataleta, como por ejemplo el maldito apocalipsis.
Me paro en seco en mitad del pasillo, algo ha llamado mi atención. Solo ha sido un maldito segundo, pero estoy segura de lo que he visto. Y el hecho de que la chica a unos metros de mi no aparte su mirada me hace saber que estoy en lo cierto. He visto la luz, un aura brillante a su alrededor. Estaba usando sus poderes. Un ángel.
Suelto una maldición por lo bajo y me meto en el baño que tengo a tan solo unos pasos. Me aseguro de que no hay nadie dentro y me ato el pelo en una coleta alta. Aquí vamos de nuevo.
Poco después la puerta se abre y la chica del pasillo aparece delante de mi con una sonrisa más falsa que un billete de treinta. Se la devuelvo y dejo que la luz se apodere de mi sistema, lo dejo ir. Cierro los ojos y al abrirlos sé que el iris ahora está de un color más intenso.
-Buen truco. - dice.
-Meh no te creas. - niego aburrida.
Se abalanza sobre mi sin previo aviso y a duras penas reacciono a tiempo. Aprovecho su confusión para golpearle el estómago, dejándola sin aire. Se dobla sobre si misma y gruñe. La agarro por el pelo y la obligo a ponerse de rodillas.
-Ni se te ocurra. - le advierto cuando noto la energía a punto de reventar en ella. La chica detiene el ataque.
-Matame. - dice.
-No quiero matarte, vuelve a casa, yo ya no soy un problema. Deberías estar preocupandote por ocultar los sellos que queden en vez de atacando a universitarias.
-No lo entiendes. - se ríe. -Si me voy, si abandono esta guerra no habrá casa a la que volver.
-Esto no tiene por qué acabar así, yo ya tengo poco que ver con esto.
-No sientas pena, yo te mataría a la mínima oportunidad sin pensármelo.
Entonces no me da tiempo a seguir dialogando pues el ángel se retuerce haciendo estallar su poder que me hace alejarme un par de pasos, cegada por la intensa luz.
Se ha acabado el momento de convencerla, joder, lo dejo ir. Dejo que la luz tome por completo el control de mi cuerpo. Oigo los gritos de la chica, ahora está de rodillas sujetándose la cabeza con ambas manos.
Una situación parecida cruza mi mente y por un momento mi poder tiembla, pero solo por un instante. No paro, no lo hago aunque la chica no pare de gritar. Y sigo, sigo hasta que los gritos cesan y la chica se desploma.
Caigo de rodillas respirando entrecortadamente y mirando los ojos sin vida del ángel cojo el teléfono de mi bolsillo y marco.
-¿Llamas para disculparte? - pregunta la voz al otro lado de la linea sin darme tiempo a hablar.
Miro entonces la puerta del baño, me levanto y la cierro con el fechillo, por suerte no deben haber oído los gritos del ángel están todos en clase.
-Necesito que vengas a los baños de la planta baja.
Silencio. Eso es lo que recibo a través del teléfono. Seth se toma su tiempo antes de volver a hablar.
-¿Qué ha sido esta vez? - pregunta ahora, con voz baja.
-Ángel.
-Joder. Enseguida estoy ahí. - cuelga.
Apoyo la espalda en el muro y me muerdo el labio. Siento que estoy perdiendo quién soy, ya no soy Dana o la llave al cielo. Ahora solo soy una mala alternativa que quieren matar por si acaso. Los ángeles no quieren arriesgarse, soy un cabo suelto aún y los demonios saben que él ya no me protege, vienen a por mi solo por la satisfacción de matar a quien les dio tantos dolores de cabeza. No puedo pararlo, puedo resistir todo lo necesario, pero no puedo hacer que toda esta locura termine. Sinceramente no sé cuanto más podré aguantar todo esto, estoy tan cansada.
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Perdición (Inferno III)
Teen FictionSeparados. Dana intenta seguir con su vida apesar de ya no ser la misma. Kail sin humanidad, convertido en lo que siempre debió ser, letal y sin sentimientos. El mundo está a punto de explotar y ellos están en bandos diferentes. ¿A lado de quién luc...