CAPITULO 3

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El resto del fin de semana lo paso bastante tranquila, no salgo de casa y tampoco contesto las múltiples llamadas y mensajes de Erik que afortunadamente y tras más de dos horas de espera frente a la casa, sin obtener ningún resultado, decide marcharse.


Hacemos una de nuestras divertidas barbacoas el domingo para celebrar el regreso de Tom. Bebemos, reímos y comemos hasta no poder más.


El lunes, tras la ducha, busco en mi armario la vestimenta más sobria que tenga. He decidido que si quiero que me valoren por mi interior debo esconder lo más posible mi exterior. Descarto faldas, escotes y colores fuertes. Cuando veo el traje de chaqueta azul marino que me compré para la lectura de mi tesis de fin de carrera, sonrío satisfecha. Lo combino con una camisa de rayitas y mis zapatos de tacón a los que me niego a renunciar.


Cuando bajo a desayunar me encuentro a Trys preparando café.


-Buenos días- dice y al reparar en mi atuendo levanta una ceja, divertida-¿de qué vas vestida?


-¿No te gusta?


-¡Para nada!- exclama entre risas- pareces...una institutriz.


-¡Estupendo, porque de eso se trata!


-¿De parecer una institutriz?


-No, pero he decidido dejar la Kalanie sexy de minifaldas y escotes para mi vida privada así que da la bienvenida a la señorita Duncan- digo señalándome a mí misma.


Me mira entre sorprendida y burlona.


-¿Y la señorita Duncan es bibliotecaria?, porque eso es lo que pareces.


-¡Muy graciosa!- digo empezando a desayunar.


Al rato y tras verla aguantar la risa me dice que si quiero puede mirar en el desván por si quedó algo de ropa de su tía abuela Mildred, la dueña anterior de la casa. La miro y despliego una sonrisa de lo más cínica que la hace estallar en carcajadas.


Una vez en el bufete quedamos para almorzar juntas más tarde.


-Oye Kala...arreglarás lo que quiera que ha pasado con Maine ¿verdad?-dice antes de marcharme.


-Hasta luego, Trys- digo ignorando su pregunta.


-¡Pero Kala...!


-¡Adiós Trys!


Recibo a mi primer paciente del día, la divorciada que viene a enseñarme el estupendo culo que se ha puesto para parecerse más a Beyoncee.


Noto como mi móvil que descansa en el bolsillo de la chaqueta en silencio, no para de vibrar, imagino que es Erik y como no tengo ganas de iniciar una discusión, simplemente lo ignoro.


Cuando termina la sesión interminable en la que mi paciente me relata su próxima operación de estética en la que se elevará los pómulos y agrandará sus labios, me despido hasta el próximo lunes. Según abro la puerta de la consulta Trys me aborda.


-¿Qué haces aquí?- pregunto extrañada.


-¡No contestas al móvil!- contesta fastidiada- ¡Tienes que ir ahora mismo a hablar con Maine!


-¿Para eso has venido?


-Escucha...si no lo haces yo misma le ahogaré con su corbata, lo que supondrá quedarme sin ese polvo que algún día espero que me eche y lo más grave...sin trabajo-aguanto la risa, mientras ella muy seria habla de carrerilla- Posiblemente iré a la cárcel y tendré que vender la fabulosa casa en la que vives y te quedarás en la puñetera calle.

Perdida en tu menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora