Cenamos en casa con Ricco, Tom y Trys. No sé qué es lo que ha pasado en el salón mientras yo preparaba mis cosas, pero lo cierto es que la tensión ha desaparecido y Dan charlaba distendidamente con Tom, al igual que con todos los demás. Le observo encantadísima.
"!No se puede ser más guapo y perfecto!" escucho en mi cabeza. Se me escapa un suspiro mezclado con una sonrisa bobalicona.
-Cierra la boca cariño, tienes la baba colgando- la voz de Trys me saca del embobamiento en el que me encuentro.
Cuando llegamos a su casa son más de las doce de la noche. La casa está en silencio, salvo por las pisadas y el ladrido de Niebla que sale a nuestro encuentro.
-¡Shhh!- le chista- ¡despertarás a Morticia!
Le miro sorprendida- ¿has llamado a Mili Morticia?
Él ignora mi pregunta y pasea sus dientes por mi cuello. Al instante dejo de pensar. Solo puedo sentir el cosquilleo que eso me produce. Sus manos se desplazan hacia mi cintura, tiran de mi blusa y desabrochan los botones mientras nos besamos con ansia. Cuando consigue abrir mi camisa totalmente, acaricia mi piel con esas manos calientes. Se me escapa un suspiro y de pronto me siento tan excitada que me subo a horcajadas sobre él entre risas nerviosas.
Una tenue luz en el piso de arriba llama mi atención. Asustada me bajo de un salto.
-Dan... ¿eres tú?
Dan resopla- sí Mili, tranquila soy yo!- y después añade a modo de advertencia- y...no vengo solo.
Al instante se enciende la luz del salón. Ambos parpadeamos para acostumbrarnos. Cuando lo consigo puedo ver claramente a Mili en bata con la cabeza llena de rulos y una redecilla blanca sobre ellos. Al reconocerme me parece ver un amago de sonrisa en su cara, pero después vuelve a ponerse seria observando mi blusa abierta. Me apresuro a cerrarla abochornada.
-¿Podríais iros a hacer vuestras guarradas a un sitio más privado?- dice con ese tono tan autoritario tan suyo.
Dan pone los ojos en blanco y yo noto como me pongo como un tomate.
-Sí Mili, buenas noches- contesta con voz cansada.
-Buenas noches Mili, que duermas bien- digo yo a mi vez.
Ella me lanza una mirada crítica y después dándose la vuelta se marcha murmurando- me pondré tapones en los oídos, no se os ve mucha intención de ir a dormir.
Cuando desaparece de nuestra vista Dan y yo nos miramos, y al final acabamos riendo a carcajadas, eso sí procurando no hacer mucho ruido.
Tras hacer el amor en la ducha me dirijo al vestidor con la intención de elegir una de sus camisas para dormir, con Trys atiborrándome a preguntas he olvidado coger algún camisón, además me encanta sentir sobre la piel una prenda suya. Paseo mis dedos por la infinidad de camisas perfectamente colgadas y colocadas por colores. Cojo las tres que más me gustan, una rayada, una azul y una gris perla, las estoy mirando con detenimiento indecisa, cuando Dan entra en el vestidor y me quita de las manos la percha con la camisa gris.
-Te recomiendo esta...es seda japonesa- le miro - su tacto es como una caricia sensual- me aclara con esa voz grave, acariciándome la espalda. Dejo las otras dos en el lugar de las grises, está claro que sus palabras han conseguido que me decida por esa sin duda alguna. La descuelga de la percha y me ayuda a ponérmela. Cuando termina de hacerlo me lanza una mirada encendida- es como si mis manos estuvieran tocando tu cuerpo ahora mismo- Al instante siento como mis pezones presionan la fina tela.

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Perdida en tu mente
Chick-LitKalanie es joven, moderna y desinhibida. ¿Podrá enfrentarse a su primer caso importante dentro del bufete de psicólogos donde trabaja? ¿Quien psicoanaliza a quien? «¿por qué siempre tiene que sacar algo a cambio?, ¿por qué con él todo tiene que se...