Conduzco por la avenida en dirección a su casa. Mili va en el asiento del copiloto.
-¿Cómo supiste mi dirección?- la pregunto.
-En una ocasión él envió un paquete que debía regresar de vuelta, cuando lo hizo yo lo recibí y me fijé en que la destinataria eras tú- la miro sorprendida, recordando aquella caja vacía que me envió para que yo se la devolviera con una prenda mía en su interior- tengo buena memoria- añade con su habitual tono inexpresivo.
Vuelvo a centrar la mirada en la carretera y me muerdo el labio preguntándome qué le voy a decir, mientras me debato entre mi cabeza, que me dice que debería mantenerme al margen teniendo en cuenta lo que me hizo y mi intención de olvidarle; y mi corazón dolorido solo de pensar en lo que le está sucediendo.
-¡Estás haciendo lo correcto, deja de preocuparte!- escucho decir a Mili.
Suspiro pesarosa.
-No es tan fácil Mili...la situación entre nosotros ha cambiado y no sé cómo se va a tomar mi visita...quizás debería llevarte allí y darme la vuelta.
-¡No, no, ni hablar!- me corta mostrando cierta desesperación. La miro extrañada y ella se apresura a aclarar- está muerto en vida, Kalanie...no puedes permitir que esté así.
Sus palabras y su tono lastimero calan profundamente en mi alma, y decido seguir adelante.
Una vez que atravesamos la puerta de entrada, la seguridad que tenía hace unos instantes me abandona. ¡Soy psicóloga!, pienso para mis adentros, sabré cómo reaccionar. Pero al instante arrugo la nariz consciente de que con él solo consigo ser mujer, y pensar y sentir como tal.
-Está en el jardín con Betty.
Miro hacia allí y atino a distinguir la enorme figura rayada tumbada sobre el césped. Me acerco y entonces le veo. Está tumbado con la cabeza apoyada sobre el animal. El corazón me da un vuelco. Lleva unas gafas oscuras y acaricia a Betty con ternura.
Cuando me acerco el animal me olisquea y levanta la cabeza mientras sacude el rabo.
-¿Qué pasa Betty?- le escucho decir.
-Hola Dan- contesto y él se incorpora de inmediato. Betty también lo hace y se pasea a mí alrededor lo que provoca que aumente mi nerviosismo.
-¿A qué has venido Kalanie?- pregunta mientras se quita las gafas, lo que deja al descubierto sus preciosos ojos llenos de venillas enrojecidas lo que les confieren un aspecto aterrador.
Me llevo la mano a la boca- ¡Dios mío, tus ojos!
Él me mira fijamente.
-Te he preguntado qué haces aquí- insiste ignorando mi reacción.
Buena pregunta, pienso para mis adentros, ¿y ahora qué le digo?
Me fijo en que parece más delgado y que luce una ligera barba de varios días. Nada que ver con el aspecto siempre perfecto al que me tiene acostumbrada.
-Yo...sólo quería saber cómo estabas...- es lo único que se me ocurre decir.
Me mira fijamente con esos ojos fríos y ahora inyectados de sangre, lo que me provoca un escalofrío tremendo. Estoy segura de que sólo transcurren unos segundos, pero a mí se me hacen horas...eternas y asfixiantes... y él sigue mirándome sin decir nada.
Me retuerzo las manos nerviosa- Mili me ha contado lo de tu...
Dudo si decir la palabra porque me parece tremendamente aterradora, pero ya que él continúa con su incómodo silencio al final termino la frase tratando de suavizarla- enfermedad.

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Perdida en tu mente
Literatura KobiecaKalanie es joven, moderna y desinhibida. ¿Podrá enfrentarse a su primer caso importante dentro del bufete de psicólogos donde trabaja? ¿Quien psicoanaliza a quien? «¿por qué siempre tiene que sacar algo a cambio?, ¿por qué con él todo tiene que se...