CAPITULO 32

129 9 2
                                    

Permanecemos en silencio uno sobre otro hasta que le escucho decir- será mejor que salgamos, el agua se ha enfriado.


Me muevo remolona y él sale de la bañera, se enrosca la toalla a la cintura y me tiende la mano para ayudarme a salir a mí. Después me seca con otra toalla con extrema dulzura, sonrío encantada. Tira de mi hasta la habitación donde me besa en el cuello y yo siento que me derrito hasta que unos ladridos al otro lado de la puerta llaman nuestra atención.


-¡Niebla!- exclama soltándome de golpe para abrir la puerta. Al hacerlo el animal se pone de patas sobre él- ¡hola muchacho!, ¿me has echado de menos?


Niebla ladra eufórico moviendo el rabo.


-¡Tranquila Mili ya le aviso yo!- escuchamos decir a Zack mientras sus pasos suenan cada vez más cerca. Con un rápido movimiento Dan se pone delante de mí y yo me pego a su espalda tapando mi desnudez.


Al instante aparece en el cerco de la puerta y nos mira con cara de sorpresa.


-¡Vaya...!- exclama ladeando la cabeza intentando cambiar la perspectiva para que el cuerpo de su hermano no le impida verme.


-Hola Zack- dice molesto.


-¡Vaya!...- repite incapaz de reaccionar- ¡hola!... ¿Kalanie?


-Hola Zack- contesto sin poder disimular la vergüenza.


Sonríe con picardía- es todo un placer verte...


Su tono de voz indica que no se refiere al hecho de mi simple presencia, sino al de que esté desnuda, lo que me hace sonrojar. Niebla ladra a mis espaldas- Niebla eres un tío con suerte, desde ahí las vistas deben ser espectaculares...


-¡Zack!- le corta levantando la voz y él suelta una carcajada. Se ve que no le teme en absoluto.


-¿Espero abajo?- pregunta burlón, Dan le lanza una mirada con los ojos entrecerrados- espero abajo- afirma aguantando la risa- ¡Niebla, ven!, si yo no puedo mirar tú tampoco- y cogiendo al perro por el collar ambos abandonan la habitación.


Cuando nos quedamos solos Dan se gira y se queda frente a mí- lo siento...será mejor que nos vistamos.


Él termina primero y se adelanta, yo me quedo rezagada con la excusa de secarme el pelo y así les doy tiempo para hablar.


Unos quince minutos después desciendo la escalera todo lo sigilosa que soy capaz, pero Niebla ladra al sentir mi presencia y dos pares de ojos azules se clavan sobre mí.


Zack chasquea la lengua- eres una mujer espectacular, Kalanie- después mirando a su hermano añade- supongo que me toca tirar la toalla. Me pregunto a qué viene eso, pero no me atrevo a formular la pregunta en alto.


Cuando llego al último escalón se acerca a mí y me besa en la mejilla- lo que he visto confirma que mi hermanito no es un seta.


No puedo reprimir una risa a la par que veo como Dan pone los ojos en blanco.


-Os dejo que...disfrutéis...


-¿No te quedas a comer?- le pregunta.


-¡Ay no!...yo no valgo para sujetar una vela- y mirándome con picardía añade- salvo que se esté derritiendo sobre un cuerpo femenino...y este no es el caso.


Sin más se despide de su hermano y se marcha.


Pasamos un día inolvidable, salimos a comer al puerto, paseamos de la mano con absoluta libertad bajo un sol espléndido y disfruto de esas conversaciones suyas que siempre resultan tan interesantes. Al llegar la noche me invita a dormir con él. Lo cierto es que me muero de ganas de volver a compartir esa enorme cama y refugiarme en sus brazos. Me doy cuenta de que esa sería mi segunda noche seguida con él, esa especie de cláusula que yo misma me impuse y que en estos diez años jamás me planteé siquiera incumplir. Pero ahora es diferente, él no es como los hombres que ha habido en mi vida en este tiempo y tampoco los sentimientos que está haciendo aflorar en mí.

Perdida en tu menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora