-Me preguntaba si querrías tener conmigo nuestra cena de los jueves.
Me muerdo el puño o para no gritar de júbilo mientras en mi cabeza retumba la idea de que soy buena psicóloga y sabía que esas cenas se habían convertido en una rutina ineludible para él.
-Pero hoy no es jueves- contesto conteniendo la emoción.
-Lo sé, pero he estado fuera del país por trabajo casi toda la semana.
¡Vaya!, pienso, eso explicaría por qué no contestó las llamadas que hice a su móvil.
-Te llamé.
-Lo siento...cuando viajo al extranjero por cuestiones de trabajo llevo el móvil de la empresa.
-No pasa nada.
-En ese caso... ¿aceptas o ya tenías planes?
Me muerdo el labio para no gritar como si estuviera poseída, ¡si, sí, claro que sí, cena, desayuno, comida, merienda...jueves, lunes o el día de la semana que sea, es lo que más deseo ahora mismo!.
Contesto simulando indiferencia- lo cierto es que no tenía nada importante que hacer...está bien, cenaré contigo.
-Pasaré a recogerte.
Sonrío como una colegiala, va a pasar a recogerme como todo un caballero.
-Muy bien, ¿a qué hora?- pregunto mientras pienso en todo lo que tengo que hacerme, pasaré la tarde preparándome concienzudamente, ¡de esta no te escapas Moore, y para eso pienso ponerme tan sexy que no podrás contenerte!.
-¿En veinte minutos?
Parpadeo sorprendida- ¡Cómo!, creí que habías dicho cena- miro el reloj y veo que sólo han pasado unos minutos del mediodía, ni siquiera he comido.
Le escucho suspirar- Kalanie, acabo de bajarme de un avión procedente de Marsella, mi jet lag dice que son las ocho y cinco de la tarde... ¿no te parece una hora estupenda para cenar?
Se me escapa una risilla tontorrona. No pienso perder la oportunidad de quedar con él aunque tenga que cenar a la hora del almuerzo, desde luego que no pienso poner ninguna pega.
-Está bien, cenaremos a la hora que marque tu reloj biológico- y después cayendo en la cuenta de que veinte minutos se me quedan escasos para arreglarme para él le digo que no es necesario que venga a buscarme.
-Estoy yendo en un taxi desde el aeropuerto camino de tu casa.
Se me descuelga la mandíbula, desde el aeropuerto a mi casa hay casi cuarenta minutos en dirección contraria a la suya, si contamos los cinco o seis que llevamos hablando y los veinte que dice que tardará en llegar aquí ...me quedo pensativa...desde que ha cogido el taxi ya tenía pensado venir a buscarme. Ahora me pregunto quién es mejor psicólogo, yo que estudié una carrera, o él que sin hacerlo se adelanta perfectamente a mis movimientos.
-¿Kalanie?
-Sigo aquí- contesto- ¡está bien pero que sean treinta minutos!- le pido tratando de condensar en media hora todo lo que tenía planeado hacer durante la tarde para estar divina para él. Baño relajante con sales perfumadas...al final decido dejarlo en ducha rápida, ¡total a su lado lo que menos consigo es relajarme, ropa interior sexy...
-Te veo en media hora, esperaré en la puerta.
Nuevamente su voz me saca de mis pensamientos- hasta ahora- me despido y salgo como alma que lleva el diablo pegando saltos de alegría escaleras arriba hacia el baño. Tras un ducha extra rápida me unto todo el cuerpo con el aceite de monoi que traigo de Hawai cada vez que voy y que deja la piel hidratada, suave y maravillosamente perfumada. Después abro el cajón de la ropa interior. Sonrío con picardía ante el conjunto en tono gris perla de encaje y trasparencias, me lo pongo y me miro en el espejo.
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Perdida en tu mente
ChickLitKalanie es joven, moderna y desinhibida. ¿Podrá enfrentarse a su primer caso importante dentro del bufete de psicólogos donde trabaja? ¿Quien psicoanaliza a quien? «¿por qué siempre tiene que sacar algo a cambio?, ¿por qué con él todo tiene que se...