CAPITULO 36

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Finalmente da la vuelta en el primer cambio de sentido y nos dirigimos a su casa. Al llegar Mili sale a nuestro encuentro.


-Buenas tardes Mili, ¿todo bien por aquí?


-Buenas tardes, todo bien - contesta ella. Ambas le observamos salir al jardín y en seguida imagino que va a ver como se encuentra cierta señorita de piel rayada. Cuando vuelvo la mirada me topo con los ojos inexpresivos de la mujer.


-Hola Mili- la saludo.


-Hola- contesta bastante escueta. Yo continúo mirándola para ver si se abre más.


-Lo hemos pasado genial- insisto, pero ella nada- hemos estado en una casita sobre un acantilado...- nada- y hemos...


-¡Basta!- me corta- después de lo que vi, puedo imaginarme lo que habéis estado haciendo así que te agradecería que te ahorraras los detalles.


Me quedo perpleja, ¡qué mujer más cortante!


Cenamos temprano y a eso de las diez estamos en la cama revolcándonos como si no hubiera un mañana. Creo que a ambos nos asusta por igual la idea de estar separados.


A las cinco de la mañana suena su despertador, espero con los ojos cerrados que lo apague pero no lo hace y el sonido estridente se me repiquetea en los oídos como un moscardón. Abro los ojos y lo localizo para apagarlo, a la vez que me doy cuenta de que estoy sola en la cama. Al instante sale del cuarto de baño, vestido con un pantalón de traje y camisa blanca. Se acerca a mí, huele a gel de baño y after save, y todavía lleva el pelo mojado de la ducha.


-Buenos días- susurra cerca de mi boca.


-Buenas noches- contesto yo haciendo referencia al hecho de que todavía no ha amanecido.


Nos besamos y cuando se separa protesto, él me dedica una sonrisa seductora lo que me hace suspirar pensando en lo que me gustaría desabrocharle esa camisa y perderme en su cuerpo con la boca. Me mira fijamente mientras se hace el nudo de la corbata con gran destreza- deja de pensar en el sexo y levántate o no llegaremos al aeropuerto a tiempo.


Parpadeo alucinada con la sensación de que efectivamente soy un libro abierto para él.


Abajo me sorprende ver a Mili en la cocina preparando café.


-¿Por qué te has levantado, Mili?- le escucho decir.


-Supuse que no querrías irte sin tomar una taza de café.


-Desayunaré en el aeropuerto, es demasiado temprano.


-¿Seguro que lo llevas todo?


-Sí, Mili, lo llevo todo- contesta él con voz cansina.


-¿Tus píldoras de Melatonina?


-Vaya...estás en todo, eso se me olvidaba.


-Ya- contesta ella- últimamente te veo muy...disperso- añade mirándome para después entregarle una cajita de pastillas que supongo utilizará para sobrellevar el jet lag.


Después se pone la chaqueta- Bien...me voy...adiós Mili- titubea.


-Adiós Dan.


Su despedida suena tan fría como sus conversaciones habituales. Pero justo cuando vamos a salir por la puerta Mili le llama.


-Dan...


-¿He olvidado algo más?- pregunta él volviéndose hacia ella.


-Cuídate.

Perdida en tu menteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora