Simplemente pasan

Capítulo 20

Han pasado varios meses, había salido con Juan Pablo varias veces. Salíamos a almorzar, a bailar y a pasear pero siempre en plan de amigos.
Juan Pablo es un buen hombre y tengo miedo que él esté sintiendo algo como yo porque yo sé que no debo estar con nadie más y no quiero lastimarlo.
Era sábado y quedé de ir a su apartamento, dijo que había preparado algo de cenar y como se acercaba navidad no nos íbamos a ver varios días porque yo me iba para donde mi abuela.

-Buenas- él abrió la puerta- traje vino.
-Bienvenida, su majestad - le di un beso en la mejilla.
-Gracias - entré.
-Sigue, ya está la cena- sonreí y él me llevó hasta la mesa- ya te traigo.
-Te ayudo - fuí detrás de él.
-Es la comida que mejor me queda - era spaghetti - Pero es super casual- sonrió y yo igual- tampoco es que sepa mucho.
-Me encanta el spaghetti - me acerqué a recibir los platos - Cuando quieras te doy clases de cocina, yo hice 2 cursos de cocina en el politécnico marce- dije imitando a patricia Fernandez de Betty la fea, el rió.
-Acepto esos cursos- fuimos hacia la mesa y nos sentamos, él abrió el vino y me sirvio a mi- yo no tomo porque te tengo que llevar- mi carro estaba en el taller y yo había llegado en taxi.
-No es necesario Juan, yo me devuelvo en Taxi- el negó con la cabeza.
-Ni loco te dejo ir en taxi en la noche- sonreí - igual no vale la pena pagar por unas cuantas cuadras.
-Acepto sólo porque - me quedé pensando - bueno, acepto- nos reímos porque no supe qué decir.
-Prueba, prueba- él me miraba con entusiasmo y yo metí un poco de comida en mi boca.
- Ésto está delicioso- dije al pasar la comida- al parecer la que necesita clases soy yo. Él se rió
- Me halagas comadre - me reí.

Seguimos comiendo en medio de conversaciones extrañas como las que acostumbramos. Cuando acabamos nos sentamos en la sala, colocamos música bajito y empezamos a tomar vino. Bueno yo empecé a tomarlo.

-¡Uy!, bailemos- él estiró su mano.
-De una- "Dame un beso así" de Jerry Rivera sonaba de fondo - Aunque la salsa no es mi fuerte- empezamos a bailar.
-¿Qué no? - él rió y me agarró de la cintura, yo puse mi mano alrededor de su cuello- Eres buenísima- me reí.
Como pasa cada vez que bailamos, sentí la conexión ahí, él cantaba suavecito.
-Dame un beso así, que me llegue hasta el alma y me haga perder la calma - se acercó a mí cara y yo a la de él- que lo que esconden tus labios quiero descubrir- se acercó a mí boca y yo me fuí hacia la de él, pero sonó el celular y me separé de él. - Contesta, a esta hora puede ser grave- sonrió.
-Perdón - contesté -Abue ¿Qué pasa? - mi abuela a esa hora de la noche, me preocupó - ¿Qué? - Juan Pablo me miraba confundido- Voy para allá, quédate sentada y tómate tú medicamento. Ya salgo para allá.
-¿Qué pasó? - Agarré mi bolso- Isa.
-Mi abuela, se siente mal- me puse mi  chaqueta- me tengo que ir a melgar ya.-  salí hacia la puerta.
-Yo te llevo- el cerró la puerta detrás.
-No es necesario Juan. Yo pago taxi.-
- Bebiste Isa, déjame llevarte- Tenía razón, además no tenía carro. - Además un taxi te sale carísimo.
-Está bien- lo miré mientras abría la puerta principal del edificio- perdón por ponerte en esas.
-Para eso somos amigos, ven- se adelantó y me abrió la puerta. Subimos y empezamos el viaje, estuve llamando a mi abuela constantemente. Después de varias horas llegamos.

-Abuela- entré y la abracé - ¿Qué tienes?
-Te extrañaba mocosa- me abrazó y rió - es que soñé con tu abuelo y me habló de ti.
-¿O sea que no estás enferma? - ella negó con la cabeza- Abuela, no me vuelvas a asustar así.
-Yo te dije que me sentía mal, no que estaba enferma - nos reímos- perdón por asustarte mi niña.
-No lo vuelvas a hacer, por favor- la abracé de nuevo- ¿Cuál fue el sueño?
-y ¿ese muchacho? - Juan estaba en la puerta. - Sigue muchacho.
-Que pena señora, permiso- él sonrió y mi abuela se acercó y lo miró - ¿Cómo se siente?
-Bien, ¿Cómo te llamas? - ella le sonrió y él igual.
-Mucho gusto, Soy Juan Pablo- Ella volteo a verme- yo traje a Isa porque estaba muy preocupada y no tenía carro. No podía dejar que viajara así - sonreí.
-Gracias Juan Pablo - ella le agarró el rostro- ¿Ustedes son novios? - Ella como siempre tan prudente.
-No abuela- me reí - somos amigos, él es un buen amigo- le sonreí.
-Entonces Bienvenido Juan- Juan Pablo le sonrió - Déjame hablar un momento con ella.
-Sí señora- él sonrió y se fue hacia la sala.
-¿Qué soñaste vieja loca? - me paré frente a ella.
-Tú abuelo me dijo "Cuida mucho a Isa, ella necesita ayuda" entonces me preocupé- ella rió- Pero veo que estabas bien acompañada, que muchacho tan guapo.
-Ay abuela! - me reí - número uno, la próxima me dices bien que es lo que pasa para que no me hagas tener microinfartos, por favor - Ella se rió - segundo, él es un muy buen amigo y tu sabes que yo solo tengo ojos para Emilio.
-No lo sé - ella sonrió - ya son casi dos años mi corazón - sobo mi hombro- dos años.-  bajé la cabeza- Bueno, quédense- mi abuela fue hacia la sala y yo corrí detrás de ella.
- Me da mucha pena con usted señora- él se quedó pensando- qué pena ¿Cual es su nombre?
-Martina- sonrió - Dime martina y no me trates de usted, por favor.
-Está bien señora Martina- mi abuela rió.
-Quédense, ya es muy tarde y que se devuelvan es peligroso- mi abuela se sentó en el sofá.
-Juan si no quieres quedarte no hay problema- sonreí.
-No hay problema Isa, yo te espero para llevarte mañana- me quedé viéndolo- si no es mucha molestia.
- Claro que no Juan Pablito-  mi abuela tocó su hombro- ¿Si te puedo decir así?
-Claro que si- Juan giró a verla y sonrió.
-Qué guapo eres- Ella le tocó la mejilla- un buen partido.
-Abuela- dije sintiendo como subía el calor a mi cara- Vamos a dormir.
-A veces parece mi mamá - le susurro a Juan, pero mi abuela no sabe susurrar y escuche bien- Que descansen muchachos.
-Juan, de verdad que pena contigo- me acerqué a Juan Pablo- Ella siempre dice las cosas de frente y… - Juan Pablo me interrumpió.
-¿O sea que soy guapo y buen partido?-sonrió y yo reí.
-Puedes dormir en esta habitación, ven- lo llevé hacia la habitación de invitados- yo voy a dormir con ella, por si tiene otro sueño- me reí.
-Descansa, su majestad- hizo la bendita reverencia que me hacía tanta gracia- Gracias por dejarme quedar en tu castillo - me reí.
-Descansa Juan- me fui a la habitación de mi abuela, ella ya se había dormido.