Capítulo 37

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-Hola mi chocolate ojos de mar-me senté frente a la lápida- 27 añotes- sonreí- Feliz cumpleaños chocolatico, te extraño mucho y en estos días lo hago más- empecé a cambiar las flores- Juan Pablo está esperando en el parqueadero, él siempre me trae pero nunca viene hasta acá, piensa que lo que hablamos es privado- sonreí- Te extraño- me bajaron un par de lágrimas- estos días son difíciles para mi- las limpié- aunque Juan me ha ayudado mucho a vivir con todo esto- sonreí- ya llevo casi 6 meses con él y aún no le he dicho que lo amo- suspiré- ¿Crees que debería decírselo ya? Es que me da miedo que no sienta lo mismo ¿Sabes? O sea yo estoy segura que lo amo tanto como te amo a ti, pero no sé si él sienta lo mismo- sonreí- en año nuevo nos vamos a ir de paseo juntos, aún no sé a donde porque dice que es una sorpresa- levanté mis hombros- Imaginate que Lorena se casó hace unos días y está dichosa- sonreí- Me quiero casar- hice un puchero- pero eso si me da miedo- reí- aún no entiendo porque me asusta tanto- levanté mis hombros- Igual ni me lo han propuesto y para eso si falta mucho, o sea 6 meses de relación y ya matrimonio pues no aguanta- reí- me voy amor, no quiero que Juan espere tanto- me levanté- vengo en estos días ¿Vale?. Te extraño mucho. Feliz Cumpleaños- dí un beso a mi mano y lo dejé sobre la lápida.

Limpié mis rodillas y cuando llegué al carro él estaba recostado en el con las gafas nuevas, esas que le regalé la noche de navidad.

-¿Cómo estás?- lo abracé- No llores bonita- empezó a acariciar mi cabeza.
-Es que aún es difícil- me separé- perdóname.
-¿Por qué?- limpió mis lágrimas.
-Por que pensarás que no te quiero- me sonrió.
-Pero a él también lo quieres y yo no puedo prohibirte que no sientas, fue tu gran amor bonita- acarició mi rostro- No me pidas perdón por cosas así.
-Gracias- le sonreí y le dí un beso- Te invito a almorzar.
-Te invito yo- abrió mi puerta- a un restaurante buenísimo que descubrí ¿Te parece?
-Solo por hoy- le dí otro pequeño beso. Él cerró mi puerta y subió. -Te dije que te lucen mucho esas gafas- miraba su perfil.
-La persona que me las dio tiene buen gusto- sonrió- ¿Te quieres quedar conmigo esta noche?- él puso su mano en mi muslo para que yo se la agarrará.
-Todavía me duelen las piernas Juan Pablo- él soltó una carcajada.
-Te estoy invitando a dormir- sonreí- pervertida- soltamos una carcajada.
-Me haría bien la compañía bonito- le sonreí- más hoy.
-Tu sabes que estoy para ti en todo- giró a verme- Te quiero.
-Yo a ti- le sonreí.

Llegamos después de un largo viaje a un restaurante campestre muy bonito, almorzamos y luego volvimos a Bogotá.

-¡Uy! Estamos cerca de donde doña helena, te invito un helado- le dije señalando la ruta.
-Está bien- tomó el desvío hacía la heladería.
-Buenas- entré con Juan Pablo de la mano y doña Helena salió de la parte de atrás.
-Vainilla bonita ¿Cómo estás?- dijo con una sonrisa- Veo que vienes con el chico fresa- me reí.
-Así es, se me antojó un heladito y acá son los mejores-
-Eso es verdad bonita- Dijo Juan Pablo- ¿Cómo va todo señora Helena?
-Todo muy bien- le sonrió- Hoy es el cumpleaños de Chocolate ¿No?
-Sí señora- le respondí.
-Disculpenme no quería ser inoportuna-
-No pasa nada señora Helena- dijo Juan Pablo- Es bueno que lo recuerden- me abrazó por los hombros.
-Bueno, les llevo sus helados- nos sentamos en una mesa.
-¿Sabes?- él me miró- Me gustas mucho- él sonrió y agarró mi mano.
-Tu a mí- besó mi mano- Te quiero tanto.
-Yo te quiero mucho más- su sonrisa iluminó el lugar.

Al acabar nuestros helados nos fuimos para su apartamento.

-Su majestad- escuché su voz- Ya llegamos.
-5 minutos más mamá- el rió.
-¿Te cargo?- abrí mis ojos.
-Shi- el rió y me cargó- Es broma bonito- levanté mi cabeza- Yo camino.
-No voy a dejar que mi reina camine- me sonrió- aún te duelen las piernas- solté una carcajada.
-Y tú eres responsable de eso- puse mi cabeza en su pecho y me subió cargada, como si fuera una niña.
Al llegar a su apartamento nos acostamos a ver televisión. A la hora de cenar pedimos un domicilio.

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