Un poco más de 14 meses desde que el no está conmigo, cada noche recuerdo sus besos y no pasa un día sin que yo no vaya a visitarlo. Mis papás me invitan a cenar a diario, se dieron cuenta que dejé de cenar y bajé bastante de peso.
-El jueves tengo una reunión en la oficina, es con la familia porque vamos a celebrar el aniversario de la compañía- dijo mi mamá- Entonces de acá nos vamos a las seis para llegar a las ocho ¿les parece?
-¿Tengo que ir? - solté mientras comía del pollo que mi mamá había hecho.
-Hija llevas mucho tiempo saliendo de tu casa solo al trabajo y al cementerio, ve con nosotros- ella agarró mi mano.
-Hará bien distraerte mi Amor- dijo mi papá y acarició mi cabeza
-¿tengo que ponerme vestido?- detesto usar vestido.
- Si hija, si quieres vamos de compras y buscamos uno que te guste- me dijo mi mamá y mi papá solo miraba.
- yo uso el morado mami, sabes que no me gusta ir a comprar ropa- aquel vestido morado que usé en mi grado, me gusta mucho y me trae muy buenos recuerdos.
- Pero te pones los tacones, por favor- ella sabe que no me gustan los tacones, me duelen los pies y por lo general me caigo cuando los uso.
-Si señora- bajé la cabeza y seguí comiendo.
El jueves llegó, ese día salí tarde del trabajo, pero pasé a saludar a Emilio.-Hola mi Amor- me senté y empecé a cambiar sus flores- no puedo demorarme mucho, tengo un compromiso con mamá. Estoy a un pelo de cancelarlo- me reí - A veces siento que no puedo sola mi amor, a veces quisiera solo quedarme acostada abrazando tu camisa. Te extraño mucho. - como de costumbre besé mi mano para después dejar el beso en la lápida- nos vemos mañana mi amor, te amo.
Y me fui. Todavía duele, dejarlo ahí duele. Pero su última voluntad fue que yo siguiera con mi vida y eso estoy intentando hacer.
Me dejé el cabello suelto y me maquillé un poquito, llevé mis tenis en el carro no iba a estar toda la noche en tacones.
-¿Estas lista Isabella? Gritó mi mamá, había llegado del trabajo directo ahí.
-Voy mamá, ya me estoy colocando los tacones- Le grité desde mi habitación.
-Amor ¿ya? - le gritó mi mamá a mi papá que estaba en la cocina.
-Ayúdame con la corbata por favor, no pude hacer el nudo- dijo mi papá.
Yo bajé rápido y nos fuimos para la cena, al llegar mi mamá nos presentó. Mi mamá es gerente entonces es "un directivo", cenamos y después hubo una pequeña fiesta, mis papás empezaron a bailar y yo me fui al carro por mis tenis.-Hola mis queridos tenis, sálvenme de este sufrimiento por favor- tenía la costumbre de hablar sola- ¡Mierda! , no lo traje, no pude ser- siempre olvido el saco y justo mi mamá bajó la chaqueta de repuesto, muy de malas.
-No sabía que los tenis respondían-escuché una voz extraña atrás mío.
-Perdón, pensé que estaba sola que pena-me volteé mientras me reía.
Me encontré con un hombre alto, fornido, con cabello negro, unos ojos cafés verdosos, una ligera barba y una sonrisa muy linda, tenía un vaso de cerveza en la mano y traía puesto un traje de paño.
-No te preocupes, yo te doy la respuesta que los tenis no pueden darte-se empezó a reír.
- Que pena de verdad, tengo la costumbre de hablar sola-también me reí.
- Mucho gusto, Juan Pablo- me estiró su mano.
-Isabella, la loca que habla con los tenis, un placer- me reí mientras le daba la mano.
-¿Estás en la fiesta de la empresa? - me preguntó.
-Así es, vine por mis tenis y mi saco, pero no lo traje- le respondí.
-Te prestó el mío- se quitó el saco y estiró su mano para dármelo.
-No te preocupes, está haciendo frio-le dije
-No es nada, adentro no lo voy a necesitar- me dijo mientras me seguía estirando el saco.
-Gracias- le agradecí por el saco- No salgo desde hace tiempo, pero creo que ya era hora de salir- sonreí.
-Gracias al cielo estas acá- él sonrió y yo sentí algo en mi estómago, pero no podía sentir nada no debía sentir nada.
-¿Vienes? - puso su brazo.
-Bueno, gracias-sostuve su brazo y entramosNos sentamos en una mesa y empezamos a hablar, era Ingeniero civil y trabajaba en una empresa prestigiosa del país, mientras hablábamos sonó una salsa de esas que es imposible no bailar, "Procura" de chichi peralta.
-¿Bailamos?- se levantó y me estiró su mano. Me quedé pensando- Vamos, solo una.
- Está bien- me quité el saco y nos fuimos para la pista de baile.
-Te dije que acá adentro no se necesitaba el saco-me dijo mientras bailábamos.
-Pero cuando salgas lo vas a necesitar- le dije mientras me daba una vuelta.
Seguimos bailando, no solo esa sino unas cuantas, cuando se acabó la ronda de merengues y salsas nos fuimos a la barra, estábamos cansados.
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Simplemente pasan
Teen FictionEl amor llega cuando menos lo esperas y se va cuando más lo necesitas, pero las cosas buenas o malas que esten destinadas a ser, simplemente pasan.