Quedaba poco menos de un mes para nuestra boda, Emilio estaba viviendo en la casa de sus papás y yo en mi apartamento él iba siempre de visita y se quedaba. Aveces una o dos semanas, pero esa semana no había ido, me dijo que estaba acabando semestre y estaba demasiado ocupado aunque hablábamos siempre por chat.
Ya había elegido mi vestido de boda y solo faltaba ir a la prueba final. Llegué, me hicieron seguir y me lo coloqué, era el vestido perfecto.
-Aló- contesté el teléfono y era doña lucrecia.
-Isa ¿Dónde estás? - su voz era suave.
-Estoy en la prueba del vestido, justo me estoy viendo en el espejo. Le va a encantar. - le dije mientras me miraba al espejo.
-Tienes que venir a la clínica, urgente- mi sonrisa desvaneció - Emilio está mal.
-Voy para allá- agarré mi bolso y salí corriendo, ni siquiera me quité el vestido y agarré un taxi.
Llegué a la clínica con el corazón en la mano.
-Doña lucrecia- grité al verla en la sala de espera y me acerqué - ¿Qué pasó?
- Emilio quiere verte- se me hizo un nudo en la garganta - Entra.- asentí y entré.
Al entrar a la habitación él estaba en una cama conectado a muchas máquinas, no aguanté las lágrimas.
-Mi amor - Emilio giró su cara y dijo con las pocas fuerzas que tenía - Que hermosa te ves con ese vestido.
-¿Qué pasa? - Intenté parar mi llanto- ¿Qué estás haciendo acá?- me senté en la silla al lado de su cama.
-Llevo varios días acá - sonrió.
-¿Por qué no me dices las cosas Emilio? - acaricié su cabeza.
-Te amo tanto, con todas las fuerzas de mi alma- él agarró mi rostro- y me siento tan mal de haberte ilusionado con nuestra boda - unas pequeñas lágrimas bajaron por su rostro.
-¿Qué estás diciendo? - limpie las lágrimas de mi cara.
-Promete que vas a seguir con tu vida, que vas a seguir sin mi y a vivir por ambos- yo estaba confundida, no entendía nada. - Promételo.
-No entiendo nada, ¿Qué estás diciendo Emilio? - él giró su rostro y miró hacia el techo.
-Te amo demasiado, mi bella, mi tamalito- Las máquinas empezaron a sonar.
-Emilio, Emilio ¡DESPIERTA! - le grité con todas las fuerzas que tenía- EMILIO DESPIERTA, NOS VAMOS A CASAR, ESTAMOS A MENOS DE UN MES, EMILIO NO ME HAGAS ESTO, POR FAVOR- llegaron los médicos y dos enfermeras me sacaron, doña lucrecia llegó y me abrazo.
Sentía un vacío en mi alma y estaba muy confundida, él estaba bien, la última vez que lo vi estaba bien. Él médico salió y habló con don Fernando.
-¿Qué pasa? - Don Fernando empezó a llorar. - Don Fernando ¿Qué pasa?
-Él - su voz se entrecorto - Él se fue.
No puedo describir el dolor que estaba sintiendo, me tiré al suelo y empecé a llorar y a gritar, me quería morir con él. Doña lucrecia se agachó a abrazarme.
-Ésto no puede ser verdad doña lucrecia- la abracé - Ésto no puede ser verdad, él no puede hacerme esto, él no puede hacernos esto. Nos vamos a casar, nos queda poco tiempo para casarnos, él no puede - La voz se me cortó - No puede no puede.
- Tranquila mi muñeca, él ahora está mejor- no entendía nada. Me levanté del piso y corrí hacia su habitación y entré, tenía una sábana blanca en su cara.
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Simplemente pasan
Teen FictionEl amor llega cuando menos lo esperas y se va cuando más lo necesitas, pero las cosas buenas o malas que esten destinadas a ser, simplemente pasan.