Entré de nuevo a la universidad, fueron meses difíciles. Entrando a tercer corte empecé a trabajar en la tesis, bendita tesis.
Acabando la semana de parciales, tuve que ir a hacer unos papeles y a notificar a unas personas. Volví a verlo, iba caminando cerca a la clínica cancerológica, lo vi entrando con doña Lucrecia y se me revolvió todo en el estómago. Esperé para ver si salían y poder verlo de nuevo, pero salió solo doña Lucrecia así que decidí enfrentarla.-Doña lucrecia- grité corriendo hacia ella.
-Isa- nos abrazamos- no te veía hace mucho ¿Qué haces acá? - ella estaba nerviosa.
-Venía pasando, te vi entrar con Emilio ¿Pasa algo? - ella estaba nerviosa-¿Le pasa algo a Emilio? - ella bajó su cabeza y sentí como el mundo se desmoronó.
-Ven, vamos a tomar algo- nos dirigimos a una cafetería- siéntate, yo pedí agua y ella un tinto- Emilio tiene cáncer- lo dijo así, sin anestesia, sin discurso antes, sólo lo dijo. Lágrimas silenciosas bajaban por mis mejillas- ha estado en tratamiento y en quimios un poco más de un año. - Intenté recuperar el aliento para hablar.
- Pero, pero- tomé aire- ¿Por qué no me dijeron nada? - estaba temblando.
-Fue su decisión, muchas veces quise llamarte, pero no pude- ella agarró mi mano - Perdón por no haberte dicho.
-¿Puedo verlo? - le pregunté y limpié mis lágrimas.
-Es tu decisión- quite mi mano de la suya y me dirigí a la clínica.Recuperé mi aliento y miles de preguntas mientras caminaba por el pasillo hacia allá llegaban a mi cabeza ¿Por qué no me dijo? ¿Ella sabría? ¿Soy muy imprudente al llegar así? Eran unas de las que llegaban, pero se desvanecieron cuando lo vi sentado en esa silla conectado a muchas cosas, traía una sudadera y un gorro puesto. Nuestras miradas se encontraron, esos hermosos ojos que siguen siendo mi debilidad, se pusieron rojos y yo estaba aguantando las lágrimas.
-¿Qué estás haciendo acá? - preguntó cuando por fin me animé a acercarme.
-¿Por qué no me dijiste?- le respondí.
-Vete, por favor- limpió las lágrimas que bajaron de sus ojos- no quiero que me veas así, por favor vete - me gritó y yo solo me quedé en silencio- ¡vete ahora!- empecé llorar y todos giraron a verme, salí de ahí con el corazón en la mano.A la salida me encontré de nuevo con doña lucrecia, me despedí de ella y tomé un taxi. Llegué a mi apartamento y no podía asimilarlo, me quedé ahí todo el día hasta que en la noche no pude soportarlo más, agarré de nuevo un taxi porque no me sentía en la capacidad de manejar y llegué a su casa.
-Don Fernando- estaba mojada porque estaba lloviendo - Necesito hablar con Emilio, por favor. - él no dijo nada, solo me dejó entrar.
Subí las escaleras temblando, del frío y de los nervios. Entré a su habitación y él estaba ahí acostado con audífonos, sostuve las lágrimas.
-Hola- dije y él volteó su mirada.
-¿Qué haces acá? - se quitó los audífonos y se sentó.
-¿Por qué no me dijiste? - no pasé de la Puerta.
-¿Decirte que? ¿que me voy a morir? - volteó su cara hacia la ventana- no lo vi necesario.
-No te vas a morir, te vas a recuperar- tome aire - no entiendo porque me ocultaste eso Emilio.
- Te extrañé - me miró y yo me acerqué a él.
-Yo también te extrañé - le agarré el rostro- no sabes cuanto, lo abracé y él a mi. Un abrazo, no sabia cuanto lo necesitaba hasta que pasó.
-Cambiate esa ropa- él se levantó de su cama y sacó ropa de su closet - ponte esto.
- Bueno- entré al baño y me cambié.Al salir me quedé mirándolo, sus ojos azules miraban hacia la ventana y ahí me di cuenta que nada había cambiado dentro de mí que solo aprendí a vivir con el dolor, pero verlo hacía que mi corazón me dijera "Está acá, siempre ha estado y siempre estará".
-Espera que pare un poco la lluvia y te vas- lo miré seria.
-¿Por qué no quieres que esté contigo? - me senté en la cama- Puede que no estemos juntos, puede que tengas a alguien más, pero yo-hice una pausa- yo te quiero y no pienso dejarte en este momento.
-No hay nadie más Isabella - me miró a los ojos- todo eso lo inventé.
-¿Qué? - lo miré extrañada.
-Me rehusó a atarte a un enfermo, a tener que estar conmigo porque voy a morir- sus ojos se pusieron rojos y su voz se entrecortaba - te amo demasiado como para hacerte eso.
ESTÁS LEYENDO
Simplemente pasan
أدب المراهقينEl amor llega cuando menos lo esperas y se va cuando más lo necesitas, pero las cosas buenas o malas que esten destinadas a ser, simplemente pasan.