Ordenaba los documentos lo mejor que podía pero el sonido de las manecillas avanzando me distraía y aumentaba mi desesperación.
Desde que me volví delegada de mi clase a menudo soy la secretaria de los profesores y terminó volviendo a casa pasadas las seis de la tarde. Ahora entiendo porque la anterior pidió un cambio, además nadie quiso hacerse cargo y por mayoría de votos fui seleccionada.
Acomodo la pila de hojas en la caja para luego dejarla debajo del escritorio.
Mi espalda duele y tengo bastante hambre, todo lo que tengo en mi estómago fue el sandwich del receso.
-Y no tengo nada preparado en casa.
Dejó salir un suspiro largo para reflejarme.
Lo único bueno de esta situación es que nos cruzamos cada vez que salgo tarde de la escuela.
Él está en lo suyo pero hago mis pasos más ruidosos para llamar su atención y la única recompensa es que volteé a verme para decir que vaya con cuidado.
Cada vez que pienso en nosotros solos en una cliché escena bajo el atardecer encontrándonos por casualidad en silencio tratando de ocultar que en el fondo queríamos esto...
Me pregunto que pasaría.
-Ve con cuidado.
-Gracias. Hasta mañana.Quisiera regresar, abrazarlo por detrás y él dejará lo que esté haciendo para llevarme a su lado lejos de cualquier interrupción.
-Ah qué estoy pensando...
No quiero irme a casa a pesar de todo. Egoísmo es la palabra para definir que quiero estar con él más de lo que debo.
Mis días aquí siguen corriendo demasiado rápido.
No quiero irme sin nada...
Aguardo en la banca, el único pretexto es tener el restante de sandwich.
Justo ahora soy como un ratón escondido.
Él pasa de largo, va directamente a la bodega.
Luce bien incluso con ese uniforme y pienso en cómo se vería para una cita pero de algún modo no puedo verme en un cita junto a él.
Las probabilidades son una en un millón.
-Creí que ya estarías en la parada del autobús.
-Estaba terminando mi almuerzo, me dio hambre.
-Has estado mucho tiempo, apuesto que debes tener hambre.
-Uhmm no, yo...
-No pasa nada. ¿Quieres acompañarme?
-¡Sí!Uff no debí ser tan obvia.
Me deja entrar a la bodega y comienza a calentar la comida en un pequeño microondas.
-Toma.
Levi me está alimentando... creo que no fue tan malo ser un ratón.
Sin embargo el ensueño termina pronto, la comida sabe extraña, apenas pude pasar el bocado.
-Me descubriste. No sé cocinar supongo que falle como adulto.
-¿Eh? - trato de actuar natural- no está mal.Aunque recuerdo que la sopa que me dio no estaba mal o quizá estaba tan mal que no puse atención al sabor.
-Uff en fin, otro mal intento. Ven conmigo.
Me dice que espere al otro lado de la calle mientras cierra la escuela. Y mientras cruza se pone una chaqueta de cuero hasta llegar a mí.
Lo sigo con unos pasos de diferencia. Estoy conmocionada, ni siquiera pude notar que ahora estamos el uno frente al otro esperando nuestra orden.
-Bueno, esto es mejor que lo que hago.
-La comida no era mala. Lo juro, no tenías porque traerme aquí.
-No quería comer solo, tómalo con calma.
-Bueno.