Capítulo 42 | 218 Días Antes

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Nuestro alrededor no viene al caso con la expresión de Eliot en este momento. Tan sólo está al otro lado de la mesa mirando la bola de cristal y se niega a dirigirme la mirada.

Dios... sólo haz explotar esta situación de una vez por todas.

Pone las manos sobre la mesa de un golpe, me sorprende y doy un brinquito de un momento a otro.

Tiene mi atención y mi vida jugando entre sus dedos.

-Había escuchado el murmullo de tus amigos, también note tus expresiones cuando lo cruzabas... pero jamás me imagine que fuera cierto. Me resulta interesante ahora que lo has confirmado.

Me mira directamente a los ojos tras cruzarse de brazos.

-Algo más transparente que tú no existe.
-¿A qué viene esto?
-Hacen buena pareja en realidad... sin ver sus rostros, sin conocer sus nombres y por supuesto la edad de ambos.

Puedo negarlo, puedo pelear contra él sin llegar a nada, sólo por orgullo puedo hacer esas cosas pero molestarme en ello es lo mismo que negar lo que siento.

¡No soy así de simple!

-Es un idiota.
-¿Eh?
-Si juega contigo de esa forma es un maldito idiota.
-Eliot... no.
-¿No qué?

Una expresión fría, su mirada es tan seria que no se me ocurre un sólo argumento... ¿Acaso hay algo que pueda decir?

Espera un momento... No tengo que darle explicaciones de mi vida a él.

-¿Nada que añadir, señorita?
-Él no es de esa manera, lo conozco desde que llegué aquí y jamás se ha aprovechado de mí. Ni siquiera conoce mis sentimientos.
-¿Fuiste tú la que propicio ese abrazo?
-Soy responsable de lo que siento y lo que hago. No tienes que hacerte ese tipo de ideas, antes de que te atrevas a decir algo de él tienes que escucharme.
-Escuchar...
-Sólo cállate... te contaré una historia.

Eliot levantó la ceja pero me dio su silencio para hablar. Casi odie que lo hiciera pues me puse en una situación aún más vergonzosa.

Suspiré y comencé los relatos de mi enamoramiento por alguien que no puede corresponderme. Note en Eliot múltiples rostros conforme avance.

No necesitaba adornar mi enamoramiento, todo lo que dije fueron los hechos que hicieron que mi mente se enfocará en el conserje de la escuela a la que pertenezco.

-Es aún más extraño verte con esa actitud que lo que vi antes. Pudiste mentir y sólo decir que lo felicitaste por su cumpleaños. Ahora siento que debo darte mis condolencias.
-¿Para qué?
-Simple... eliges lo más difícil que puedes tener. Más que eso... ¿Acaso es posible?
-Lo es, mi espera no será en vano.
-Uff perdóname, no evitó pensar que es la trama de una mala historia.
-No me juzgues tan duro.
-Ese es el problema, ni siquiera te puedo juzgar si tú conoces mi cruz y lo peor del caso... estuviste conmigo cuando por mis estupideces me vine abajo. Pero no quiero verte en mi lugar...
-Es diferente, yo no busco eso.
-Debes conocerlo demasiado para defenderlo ciegamente. Casi no creo que la Mikasa que estuvo en mi casa hace tiempo sea la misma que tengo aquí. Ciertamente eres un completo... monstruo.
-¿Monstruo?
-Sí, uno muy raro.
-¿Eh?
-Me has contado una historia resaltando las bondades de un hombre que poco o nada me importaba hace una hora. Hablas tan bien de él que hasta parece que justificas tu enamoramiento... ¿Te he hecho pensar que necesitas probarme lo que sientes?
-No, yo...
-Descuida, me gusta ese tipo de mangas. Naturalmente me gustaría conocer el desenlace pero no eres una chica de manga eres mi amiga, la única... maldita sea, Mikasa.
-¿Eh?
-Es que me parecías lo más inocente que había visto aquellas veces en que nos encerramos a solas.
-Estaba tu amorosa ex por si lo olvidabas.
-Ah sabes donde atacar. Debería ir a hablar con nuestro estimado Levi para contarle un par de cosas... Me pregunto cual es su opinión.
-¿Quieres morir?
-Sí, a veces.
-Uff tonto.
-Ouch... eso me dolió. La tierna Mikasa no es tan dócil.
-No todos los días te ofrecen eso.
-Cierto, yo tampoco sé cómo pasó pero no es algo que extrañe demasiado sobre todo si puedo ver en persona un romance escolar.
-¡Maldito, friki!
-Si haces lo mismo no sé qué le haces. A propósito... ¿Qué pasará si un día tienes tu gran oportunidad de decirle?
-Saldré corriendo pues qué más...
-Pff aburrido.
-No me siento justo ahora como alguien que pueda decir esas palabras... es fácil ser descarado en medio de juegos y bajo pretextos pero cuando llegue a ese momento... ¿Realmente haré algo?
-Lo dudo, ni siquiera podrás besarle sin tropezar en tus palabras... te conozco en ese ambiente. No es una mala vista pero quien debe hacerlo para avanzar eres tú.
-Yo sólo espero a hacerme mayor y que él me mire y se case conmigo.
-Tu romanticismo es tan... realista.
-Me siento patética.
-Alguien te lo podría ganar por supuesto... después de todo es un hombre adulto, ya debe buscar a una compañera de forma seria.
-Soy yo... que me espere - puse la cabeza sobre la mesa.
-O tú podrías cambiar de elección. El futuro es incierto y el amor es fugaz.
-Desde que lo vi... supe que no había nadie más y nunca hubo nadie más.
-Hablas como si fuese obra del destino, te tomas enserio ser un manga.
-No estoy buscando ser eso, tú eres el que sólo vino a divertirse con mis sentimientos.
-Y sin embargo, estoy preocupado por mi protagonista pero como amigo... veo esta situación diferente.
-No digas nada, Eliot. Ah no ser la clave para que él me mire.
-Se me ocurre algo pero es jugarte la vida.
-¿Qué?
-Besalo por ejemplo.
-¿Eh?
-Esa expresión... Lo sabía, ni siquiera has dado un beso. Bien, ese no era el plan, ni siquiera lo tengo.
-¡Deja de burlarte!
-Y pensar que iba a ser tu primer beso.
-En tus sueños.
-Lo dices como si fuera alguien fatal.
-En ese momento lo pensé.
-¿Eh?
-Y si sigues burlandote, cometere un crimen de odio.
-La bola de cristal está más segura en su caja, me la llevo.
-Ah cierto... toca limpiar.
-Pues empecemos.
-Los demás dijeron que vendrían...
-Yo soy los demás. Ya no digas más, limpiemos.

Veía su espalda y sus intentos apresurados por recoger el desastre.

Había algo que no cuadraba, mis amigos jamás me dejan sola porque curiosamente ahora lo hacen y sólo Eliot está aquí.

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