Capítulo 35| 260 Días Antes

263 54 16
                                    

Seguí encontrando a ambos en los pasillos, después de estar tan cerca sus caras e incluso su presencia se distingue sin dificultad para mí.

Jamás quise participar en algo así, creí que esas cosas sólo pasaban con alguien especial.

-Nuevamente tarde.
-Bastante trabajo- dije apenada.

Otra cosa nueva en mí es el hecho de que Levi se ha vuelto más imposible de soportar.

Cada vez que lo miro siento que mi razón colapsa y lo imagino a él en la situación de la que huí.

Si fuera él... hubiera aceptado. ¿Acaso?

Eso es demasiado aunque me bastaría que tomará mi mano y me besa...

-Mikasa.
-¿Sí?
-Tu gesto. ¿Te encuentras bien?
-Oh sí, todo bien.
-Pareces cansada, ven... siéntate.

Esos pensamientos me están matando...

Me siento a su lado en la banca del pasillo, es tarde y estamos solos.

La ansiedad en mis labios se siente tan dolorosa que hace más torpes mis movimientos.

Si tan sólo pudiera probar...

-Bebe.

Él pone la pajilla cerca de mis labios y me da de beber jugo de manzana mientras me mira a los ojos.

Mikasa... ¿Qué rayos estoy pensando?

-¿Te gusta?
-Sí, es mi favorito.
-Lo sé. En fin, he visto que has trabajado muy duro estos días, pensé que podría alegrarte.
-Te preocupas mucho. ¿Acaso he podido ganarme un lugar en tu corazón?
-No presumas tanto, mocosa.
-Eso lo dice todo.
-Bebe con cuidado no te vayas a...
-Cof, cof...

Él me dio palmaditas en la espada, no debí reírme mientras bebía jugo. Que vergüenza, me muero de la vergüenza.

Diosito... llévame.

-¿Estás mejor?
-Sí, gracias.
-No me dejaste terminar y ya lo habías hecho. Ay Mikasa nunca cambias.
-Oye no seas tan malo conmigo- le di golpesitos en el brazo.
-No porque seas una mocosa voy a admitir eso.
-¿Y qué harás?
-Uff mejor acaba tu jugo.

Sé que tomo más de lo que puedo, que justo ahora esto podría hacerme ver mal pero lo que siento me confunde tanto.

Él comenzó a ver los documentos que llevaba conmigo.

-La mocosa realmente es lista.
-¡Hey!
-Es un halago de mi parte.
-No te esfuerces tanto... de verdad.
-Tan lista y tan sarcástica.
-Ni aguantas nada. Debe ser la edad.
-¿Acaso me veo viejo?
-Sí, algo.
-Tsk...
-¿Qué? - lo mire con una ceja levantada - ¿Acaso dañe su orgullo?
-No soy un vejestorio en absoluto.
-Si tú lo dices...
-Enserio me veo...
-Un poquito como de treinta y tantos.
-Mikasa hablo enserio.

¿Por qué resulta tan entretenido burlarme de él?

-¿Entonces cuántos años tienes?
-Uhmm 24.
-¿Eh?
-¿No aparento mi edad?
-Oh no es nada... no me había preguntado eso antes pero entonces no eres tan grande para...
-¿Huh?
-Nada, gracias por el jugo debo irme ya.
-Hasta luego. 

Caminaba feliz hasta la parada, el ambiente se sentía tan ligero alrededor de mí, así es como se siente el amor que le tengo.

Su edad y la mía... no somos tan lejanos. Eso me da esperanza de que en algún momento... quizás.

Mi teléfono comenzó a vibrar, era Levi.

-¿Diga?
-¿Mikasa dónde tienes la cabeza?
-Eh... pues donde siempre.
-Tsk niña.
-Dejaste tus documentos.
-Ay no... no, ya tomé el autobús.
-Está bien, envíame tu dirección te los puedo llevar si gustas.
-Sí, muchas gracias.

Me quedé en la parada, una cuadra antes de llegar a mi departamento. Levi llegó quince minutos después con la carga de documentos.

-Aquí tienes.
-De verdad lo agradezco, debo acomodar esto y registrarlo.
-¿Significa que vas a trabajar en lugar de tu profesor?
-La señorita Ral me lo pidió dijo que...
-Uff típico de esa mujer, no puedo creer que tengas que hacer esto.
-Bueno, es imposible decirle que no pero ya que lo mencionas... ¿Por qué lo dices? ¿No te agrada?

Uy chismesito.

-Tú más que nadie lo sabe, ella siempre se deslinda de sus obligaciones, toda esa actitud suya es molesta.
-Oh pensé que ella te gustaba.
-No es mi tipo.
-¿Y quién sí?
-Haces muchas preguntas, mocosa.

Revolvió mi cabello y caminó delante de mí.

-Así que... ¿Dónde vives?
-Por allá. ¿Vas a ayudarme?
-Algo así, ya que te quite un poco de tiempo es lo menos que puedo hacer.
-Pues entonces apúrate.

Corrí delante de él que sostenía los documentos, su cara se llenó de miedo cuando lo jale del brazo y estuvo a punto de soltarlos.

Levi... me haces sentir que no soy la única en esto. Debe ser muy ambicioso creer que me mira como yo lo hago.

-Adelante.
-¿Dónde puedo dejarlos?
-Por aquí.

Lo lleve a mi habitación donde se encuentra mi computadora. Y comencé a capturar, nos turnamos hasta terminar.

-Uff ya está.
-Ya puedes dormir tranquila.
-Muchas gracias. Me ayudaste mucho.
-No me agradezcas, me debes una taza de té.
-Por supuesto. Espera aquí por favor.

Me levante de mi escritorio y fui directamente a la cocina a preparar el té para Levi y también buscar algunos bocadillos.

-Un té para Levi, un té para Levi, un... un momento.

Regrese corriendo a mi habitación y me asome por la puerta.

-¿Ya está listo?
-Ay.

Volví a esconderme y asomarme, no podía creerlo pase las dos últimas horas con Levi en mi habitación y apenas me doy cuenta de que esto es demasiado extraño.

-¿Ocurre algo?
-Eh.... ¿Tú por qué estás en mi casa?
-Tú me invitaste a pasar, dije que te ayudaría y eso hice pero no veo mi taza de té.
-Sí, bueno... perdón es que apenas caí en cuenta. Ya voy.
-¿Qué sucede? ¿Estás incomoda?
-No, es que... voy por tu té.

Mis latidos otra vez están golpeando tan fuerte y toda está situación resulta tan caótica.

Sirvo el té despacio y lo llevó en una bandeja junto a un tazón de galletas de mantequilla.

Estoy nerviosa y la forma en que tambalean las tazas me delata.

¿Cómo pude pasar tanto tiempo cerca de él y no notarlo? ¿Por qué me acobardo justo ahora?

-Volví.
-Mikasa lo agradezco pero si gustas que me vaya lo haré. Ya hemos terminado y eso era lo que importaba.
-No quiero que te vayas...

Esas difíciles palabras salieron de mis labios y me dejaron una extraña sensación en los labios. No puedo controlar mis nervios y lo patética que debo verme en este instante.

Tengo miedo de mirarlo a los ojos, tan sólo no quiero que se vaya pensando que me incomoda su presencia cuando lo único que pasa es que no puedo creer hasta donde he llegado.

-Mikasa no fue mi intención incomodarte sé que esto no se ve bien.
-No es eso, sólo que no he tenido visitas y no estoy muy acostumbrada. Me sorprendió que vinieras hasta aquí para ayudarme... y no sé porque pero me siento nerviosa.

Sé porque más no puedo decir la verdad ya que confesar mis sentimientos sólo va a dar por terminado todo entre nosotros.

-Está bien, vamos a relajarnos.

Él bebió su té, conversamos por un rato y minutos después se marchó.

Me sentí nefasta por la forma en que lo traté, debí ser más cuidadosa con mis palabras en lugar de rendirme ante mi nerviosismo y torpeza.

En fin... mi amado hoy se esfuma sin dejar nada atrás.

-Oh al fin apareciste, habías estado dormido todo este tiempo.

Mi gato era el paño de lágrimas para esta noche.

CRUSH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora