Debajo de la cama de un chico que apenas conozco comprobando que en efecto es muy ordenado.
-Tsk. ¿Por qué siempre terminó en situaciones así de incómodas?
No escuchaba nada, no veía nada sólo la base de la cama sobre mí. Debí esperar unos veinte minutos antes de que él se volviera a aparecer.
-¿Por qué debajo de la cama?
-Por si subían o algo así...
-No era necesario que te escondieras, nadie entrará. Como sea ya puedes salir.Apenada salí debajo de la cama y comencé a sacudirme la ropa.
-Ellos van a almorzar y después se irán, te avisaré cuando puedas irte.
-Está bien, gracias.
-¿Por? - cuestionó sin mirarme a la cara- es mi culpa que estés escondida en la casa de un extraño.
-Es una linda casa al menos.
-Pareces más tranquila, me alegra.
-Y tú pareces más serio... ¿Pasó algo?
-Lo de siempre, justo ahora me tratan peor que la escoria por el error que cometí... están en su derecho pero...Levantó la mirada y presionó sus labios para luego dejarse caer en la cama con las manos sobre su rostro.
-Mikasa... ¿Podrías perdonarme?
No entendía porque me pedía perdón pero el tono en que lo dijo sonaba como si por dentro rogara pedir clemencia.
-¿Por qué?
-Por haberlo hecho, por haberme metido en este problema...Me recosté a su lado y puse mi mano sobre su muñeca.
-Te perdono, no vuelvas a hacerlo.
Él comenzó a llorar sin quitar las manos de su rostro. Su llanto era apagado apenas perceptible, duró así por un par de minutos para luego levantarse y darme la cara como si nada hubiera pasado pero sus ojos rojos eran la prueba de lo que ha sufrido por su error.
-Ahora debo pedirte perdón por tener que soportar eso sin reírte.
-No pensaba burlarme, más bien me preocupa no saber que hacer. ¿Ya estás bien?
-Sí, sí... puedo aguantar. Hablemos de otra cosa.
-Oh por ejemplo tu nombre...
-¿Has venido a mi casa sin saber mi nombre?
-Uhmm bueno.... sí.
-Eres todo un caso - sonrió.
-¿Y me dirás?
-Eliot, un placer uhmm ¿cómo dices que te llamabas?
-Mikasa, mucho gusto.
-Basta de formalidades. ¿Juegas tripas de gato?
-¿Tripas de qué?
-Gato.Trajo consigo un cuaderno y una pluma, colocó números duplicados del cero al veinte.
-Comencemos fácil ya que por tu gesto parece que no sabes que hacer.
-Ay.Un chico realmente raro estaba frente a mí explicándome su juego para matar el tiempo. Nunca me lo espere después de nuestros primero encuentros. ¿Son la misma persona realmente?
-Mataste al gato.
-¡¿Eh?!
-Sí, tu línea lo atravesó. Pobre, gatito.
-No hagas bromas así, tengo un gato en casa.
-¿En verdad?
-Sí.
-Me gustaría conocerlo.
-Es este, mira. - le di mi teléfono - ¿Es bonito no?
-Sí, muy lindo al igual que tú.
-No veas las demás fotos.
-¿Por qué no?Siguió deslizando el móvil con una sonrisa burlona.
-Oh ellos deben ser tus amigos.
-Dame mi teléfono.Se levantó de la cama, era mucho más alto que yo como para quitarcelo no tuve otra que subirme a la cama y lanzarme.
-Shhh.
Dijo eso tras ponerme el dedo en los labios. Había olvidado que abajo estaban sus padres.
-Perdón - susurre.
-Toma pero antes...Se acero a mí y tomó una fotografía.
-Espera no salí bien.
-Cierto. ¿Qué cara es esa?
-No me avisas.
-¿Estás lista ahora?
-Ya.Casi olvido que estoy escondida, que él tiene problemas y el hecho de que debo volver a casa.
Fue una buena tarde, al menos ahora he borrado de mi mente sus ojos llorosos.
-Gracias por venir, me gustaría acompañarte de vuelta pero...
-Será otro día. Hasta luego.Me di la vuelta y salí por delante.
-Mikasa... espera.
-¿Sí?
-Uhmm nada, espero verte pronto.
-Claro.
-Espera.
-Dime.
-Si quieres visitarla puedo darte su dirección.
-Oh vale.Le di mi número telefónico y él envió la dirección, ese sería el primer mensaje entre nosotros pero por alguna razón no quería visitarla a ella, no es como que me incuba saber más sobre lo que pasó o la versión de ella de las cosas, terminaron por las razones que fueran y no hay más que hacer.
Sin embargo, reunirme con él primero no fue sólo casualidad. De cierto modo sentí que fue lo mejor, ahora tengo un amigo más o eso creí.