Capítulo 41 | 218 Días Antes

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Entre las buenas vibras del festival escolar... estoy aquí buscando tu atención.

En mi atuendo negro resalta la cereza de mi collar. He puesto labial en mis labios para que su mirada se dirija sólo sobre mí.

¿Eso haría una diferencia?

-Leer cartas resultó mejor de lo que pensé.
-¿De verdad la gente cree que podemos leer el destino?
-Sólo debes darles buenas fortunas, el resto no importa.

Nos turnamos para atender pero me toco estar sola al final del día. Primero estarán Bertolt y Annie, después Hitch y Eliot según el sorteo que hicimos. El festival durará dos días así que podrán quedarse las cosas y no tendré que limpiar sola.

-En fin por suerte soy la última. Tengo todo el día libre para mí.

Recorrí los pasillos y comí todo lo que se me antojó.

-Uff que picante.
-¿Te rindes?
-Hmp...

Tome el último mordisco del jodido platillo picante para luego escuchar a la gente aplaudiendo y los encargados acercarse a darme mi premio.

Todo esto por un peluche... sí, me lo merezco.

El día había sido bueno pero Levi no se aparecía por ningún lado. Típico de él.

-Ojalá pudiera invocarlo...
-Se toman muy enserio el club de ocultismo.
-¿Eh?

Poder... ¿Este es mi poder, Diosito?

-¿A qué invocas?
-A na-nadie...

Ya llegó...

-¿Te estás divirtiendo?
-Sí, mucho.

Camine junto a él, se ha quitado el uniforme y lleva ropa común, es el perfecto camuflaje en medio de estos colores, todos están ocupados en las actividades del festival, en disfrutar hasta el último segundo de este... la graduación está cerca.

Aún si alguien está viéndonos no me importa lo que pueda pensar. Estoy con él.

-Tienes los labios muy rojos. ¿Acaso entraste al concurso ese de comer...?
-Sí pero no por eso.

Se dio cuenta, se dio cuenta.

-Ya veo, es buen color.
-Lo sé. ¿Qué ha pasado con tu uniforme?
-Digamos que tengo el día libre.

Es tan atractivo que en sus días de estudiante seguramente hacía estremecer el corazón de muchas más.

¿Levi joven? Parece como si hablara de un anciano. Él no es tan lejano a mí para empezar.

-¿Qué hizo tu club esta vez?
-Leemos la suerte de las personas con cartas y esas cosas. Deberías pasarte por allá más tarde.
-Lo dudo, no creo en eso.
-Es sólo un poco de fantasía. No te hará daño.
-Ajá.

Cuando la alarma en mi teléfono sonó, me despedí de él sólo con un gesto. Casi lamentaba haberlo encontrado hasta el final.

-No cambiaría nada... ni siquiera el mechón de su cabello desarreglado.

Entre a la sala del club y tome mi lugar. Realmente se sentía la esencia oscura y fantasiosa en el lugar, teníamos todo tipo de decoraciones para que se viera vistoso.

-Iremos al almorzar. ¿Estás bien sola?
-Por supuesto, ya quedarán pocos.
-Adiós, amiga.
-Yep yep.

Eliot se fue antes, Hitch tuvo que pedirle que la esperara.

Actúa raro dependiendo la persona claramente...

Debió pasar una hora, sin embargo sólo entraron dos personas y luego de ello nada... totalmente solitario. Seguramente la mayoría ya entró y ahora todos prefieren irse a casa.

-Uff que aburrido - dije al terminar mi pequeño castillo con las cartas del tarot.

Alguien tocó la puerta y mi castillo se vino abajo.

-Le daré una mala fortuna al que lo hizo - pensé.

Pero pronto me retracte de mis palabras cuando logré distinguir la figura de Levi acercándose.

-¿Aún hay turnos?
-Por supuesto... revalare tu destino.

Le indique asiento con los movimientos exagerados que ensaye. Y después pedí su mano. Eso no era parte de la lectura de cartas pero él no sospecho nada.

-Veo en tu destino a una mujer, una mujer joven ... esta carta dice que será la elegida para ti y te enamorarás perdidamente de ella.

Obvio que me refiero a mí, yo no me rendiré jamás. Además las cartas lo dijeron...

-Tsk... que conveniente.
-Es el destino, Levi. No luches contra eso.

Sentí su mano aferrarse más a la mía, mi fachada de bruja astuta se vio afectada pues comencé a sentirme nerviosa y perdida en la frágil forma que hacen sus labios cuando sonríe.

-Está bien. ¿Es todo?
-Deje una propina.
-Oh claro.

Él me suelta y deja el dinero en el frasco.

Quisiera que se quedara aquí... estamos los dos solos. Nadie más verá mis sentimientos por él en este momento.

-Levi.
-¿Sí?

El impulso de lanzarme a sus brazos es inquietante. La duda de cómo terminaría si yo lo hiciera juega entre mis dedos y se burla vilmente el destino incierto entre nosotros.

¿Qué hago? Veo mi destino en tus ojos pero... ¿Es sólo la fantasía del momento?

-Gracias por venir...
-¿Cómo podría negarme?

Yo... yo quiero que...

Me levante y me acerque a él, quien simplemente miraba mis acciones sin mayor interés.

¿Qué es esto que siento? ¿Por qué no puedo parar mi descarado impulso?

En medio de telas brillosas y oscuras, una bola de cristal y objetos extraños, lo que pasa dentro de mí lo es aún más.

Si yo fuera una especie de bruja... te atraería a mí.

Quisiera preguntarle... ¿Cómo se ve este vestido? ¿Notaste que he crecido? ¿Notas mis sentimientos vueltos locos por ti?

-Mikasa...

Pero todo lo que tengo de ti, es un abrazo que condena mi alma al mismo tiempo que le deja seguir fantaseando en esta realidad donde aún me queda mucho tiempo antes de que sepas mis verdaderos sentimientos.

Te amo... Levi te amo.

Si dijera eso justo ahora... ¿Serías mío?

Siento el calor de sus brazos por primera vez, lo siento sostenerme con fuerza.

Su olor está nublando mi mente, la soledad que nos rodea hace que mi impulso se extienda y mi cuerpo se desvanezca en la firmeza de su abrazo.

Levi... no digas nada que rompa el silencio, quiero recordar esto toda mi vida.

No se atrevan a quitarme esto... sólo un poco más.

Levantó la mirada a él que pronto me estremece al fijar sus ojos en mí. Una mirada profunda, tranquila y expectante.

¿Puedes leer las palabras que no puedo decir?

-Pequeña niña... eres todo un caso. Gracias.

Él me suelta y se retira sin decir otra cosa.

Ganar o perder... no sé cuál es mi posición cuando se trata de él.

Le robo un abrazo y él me roba un suspiro eterno.

-¿Te gusta?
-Sí... ¿Qué?
-Hola.
-Eliot... tú qué... ¿Qué haces aquí?
-Volví a dejarte una bebida, pensé que te aburrirías estando sola pero...
-No es lo que piensas.
-Acabas de admitir que él te gusta. No me niegues eso después de lo que vi.
-¿Qué viste?
-Entremos, no es lugar para hablar de eso.

Sentí escalofríos, juro que Eliot comenzaba a dar bastante miedo.

¿Me vio abrazándolo? ¿Cómo pudo ser?

Nuestra actividad en el club terminó pero seguramente tendría que ocuparme de otro asunto más estresante.

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