Capítulo 29 | 206 Días Antes

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Hitch caminaba a mi lado con la mochila abierta, buscaba su labial entre sus cosas.

-Hey casi chocas.
-Me salvaste.

Somos de las últimas personas en la escuela, la convencí de hacer tiempo mientras se llegaba la hora acordada para llevarla, aún no sabe nada.

-Iré al baño ya no aguanto, quédate afuera por si llegarán a cerrar. No me quiero quedar ahí.
-Vale, te espero.
-¿Me detienes mis cosas?
-Oh...

Me dio su mochila abierta, apenas pude alcanzarla.

-Mikasa.
-Oh hola.
-¿Pasa algo?
-Estoy esperando a Hitch.
-No te ves bien... ¿Qué tienes?
-Estoy nerviosa, ayer vi al ex de Hitch y me contó muchas cosas... pidió que la llevara con él hoy.
-¿Ya le has dicho? - me miró serio-imagino que no.
-No...
-No está bien que hagas planes así, no sabes lo delicado que puede ser. ¿Hitch te lo ha mencionado?
-No, nunca habla de su anterior escuela... pero ella dijo que había conocido a alguien que le enseñó mucho... imagino que es él.
-Mikasa... no te metas en líos que no te corresponden. Si el tipo aquel quiere hablar con ella que sea él mismo quien logre citarla. ¿No te parece muy extraño que hable contigo y no con ella?
-Hitch... no sé cómo pedirle que me cuente lo que pasa, él dijo... oh no.

Las cosas de su mochila cayeron, me olvide de cerrarla.

Ambos fuimos a parar al piso para recogerlo antes de que saliera.

-Mikasa... ¿Esto es tuyo?
-No, yo no tomo medicamentos.
-¿Qué están haciendo?
-Hitch... perdón se me resbalaron.
-Dame mis cosas por favor.

Ella me quito sus cosas junto al frasco de medicamentos. Nunca la había visto así.

-Espera... necesitamos hablar.
-Me voy a casa sola.

Ella ni siquiera volteó, pasó de largo muy molesta.

-Hitch basta-la jale del brazo.
-No tenías que ver eso... tú no.
-¿Por qué no?
-No quiero que veas esa parte de mí, ya no lo soy.
-Vamos a hablar.

Alguien como ella también camina con miedo.

Fuimos directo a la azotea para hablar en paz.

-¿Para que son esas pastillas?
-Anti depresivos. Ha pasado tiempo desde que los dejé pero... los cargo por si acaso.
-Dime todo... quiero ayudarte.
-Mikasa no hay mucho que decir, tuve una mala época donde no me quería a mí misma. Cuando ellos se fueron me sentí muy inútil.

Ella cayó en mi hombro, sus ojos enrojecidos se negaban a llorar.

-Mi hermano debía trabajar todo el día para mantenernos, me sentía sola. Intentaba no rendirme porque él no lo hizo. Pero quizá sólo es compromiso porque es la forma en que conocemos. Al final del día él no sabe cómo ser un padre y no debe serlo... no puedo quitarle eso también.
-No sé por todo lo que has pasado pero aquí estoy... no tienes que ocultarte, soy tu amiga.
-Gracias, Mikasa. Estoy bien sólo es que me causa pena que vieras eso, arruina mi fachada.
-Nada de eso. Quiero conocer a la verdadera Hitch en todos sus momentos.
-Que cursi- ella volvió a sonreír y después me abrazó con fuerza.
-Mira quién es la cursi.

Seguimos hablado a medida que el sol se ponía.

-Deberíamos bajar, la escuela ya debe estar cerrada.
-Pero si tienes a tu contacto.
-Nos va a regañar.
-Dale unos ojos coquetos y listo.
-Hitch...
-Yo sólo decía...
-A propósito, quería hablar de algo contigo.
-Dime.
-Sé que debes estar tocada por el tema del pasado pero... ugh cómo decirlo...
-Tienes mucha curiosidad.
-No es eso sólo que hay una persona que te busca, ha estado tratando de quedar contigo.
-¿Quién?
-Un chico, su nombre era...
-Ah ya sé de quien hablas.
-Oh entonces no es mentira...
-¿Te habló sobre nuestra relación de años?
-Uhmm sí...
-Te dijo que me he cerrado al mundo, que intento borrar mi pasado. ¿No?
-Sí... uhmm hoy me pidió llevarte con él, quiere hablar contigo.
-Bien, Mikasa.

Metió sus dedos entre su cabello y los deslizó de la cabeza a las puntas, sus labios tenían una sonrisa pero su mirada estaba apagada.

-Él es la persona que me enseñó tanto...
-Oh entonces no estaba tan equivocada, perdón por no decirlo antes.
-Mikasa... no iré con él y te aconsejo que no vuelvas a hablarle.
-¿Eh?
-Te contaré una historia...

Presionó los botones de la máquina expendedora, me dio una soda y sentó en las escaleras, seguí su acción y tras un suspiro comenzó a hablar.

-Salimos durante dos años, era un chico lindo que me trataba bien ante todos, nuestra relación era entretenida de mirar aunque apenas éramos unos críos. A esa edad... ¿Quién se lo imagina?

Estiró su brazo al último rayo de sol atravesando por la ventana, una delicada mano que promete un suave roce.

-Al principio creí que era buena compañía, que su atención era lo que necesitaba... sentí que debía estar con él. Me manipuló por varios meses, sacando a la luz el tema de que estuvo conmigo cuando más lo necesite... me sentía culpable de pensar en dejar a quien estuvo para mí pero no estaba bien-bajó la mirada- es mayor por dos años que yo en realidad así que una niña ingenua era presa fácil.
-Hitch...
-Me canse de él después de sentir toda la presión sobre mis hombros, me prohibió hablar con otros, absorbía todo mi tiempo, me hacía sentir que debía comportarme de un modo para agradarle pero ni siquiera haciendo eso era suficiente... ¿Cómo se atrevía a pedirme lealtad si él buscaba a otras personas?
-¿Qué hiciste respecto a eso?
-Intente dejarlo, evitarlo pero siempre terminaba aceptando sus disculpas... Tenía 15 años y pensaba que no podía continuar sin él. Hasta que comenzaron las amenazas, los insultos... me sentía desgastada. Era como si quisiera ponerme en una burbuja sólo para él. Pedí ayuda... y entendí que no merecía vivir así, él no tenía ningún derecho sobre mí.
-Las pastillas...
-Bueno, la carga de esos años me dejó demasiadas inseguridades. Ni siquiera sé si soy una buena persona justo ahora, vivo de la forma en que puedo y en la que sólo yo puedo tener control. Dejé esa escuela, tiene razón me cerré para mí... él ya no tiene nada que ver conmigo.
-Perdón por casi llevarte con él.
-No tenías idea, está bien... debí darte más confianza así que si tienes una duda sobre mí preguntamelo directamente a mí, recuerda que me gusta mantener una fachada.
-Lo haré. De verdad lo siento.
-No te disculpes, es bueno para mentir. No pasa nada.

Era tarde debíamos volver a casa, Levi había esperado, cerró el portón en cuanto salimos.

-Entonces... ¿Eres mayor que yo?
-Pues sí... un año pero guarda silencio, oculte eso para que no crean que estoy repitiendo año sólo me di un tiempo, no soy tonta.
-Está bien, lo guardaré.
-Gracias, Mikasa... por ser mi amiga.
-No me lo agradezcas... te quiero.
-Niña cursi...
-¿Quién empezó?
-Ya, ya, ya vamos a casa.

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