Heart

Disparo

Dimitri

Abrí la puerta de una patada, tiré la maleta con fuerza y jalé a Zoe del brazo haciendola ingresar a la casa, cerré rápidamente, habíamos corrido hasta llegar aquí, la observé, tenía puesta mi chaqueta encima, la retiré, su ropa estaba manchada de sangre y su rostro tenía gotas salpicadas encima, tenía la respiración agitada a diferencia de ella que estaba inmóvil con la mirada perdida, parecía que su mente estaba en otra parte, rápidamente la tomé del brazo y subimos hacia su habitación.

-¡No lo haré!¡Ella no tiene nada que ver con esto!- grité mientras sentía el arma contra mi espalda.

-Claro que sí, ella me traerá el resto que falta, mientras te quedas conmigo-dijo el anciano con una sonrisa.

-¡Maldito hijo de perra!-lo insulté.

-Shhhh recuerda quien tiene el arma -contestó riendo, estábamos en el parque cerca de mi casa, el arma estaba escondida en su saco y cualquiera que pasaba por aquí pensaría que solo éramos un joven y un anciano paseando por este lugar.

-¿Dimitri?-volteamos, era la señora Hunson quien pasaba cerca con una bolsa de compras de supermercado.

-señora Hunson, saludé- mientras sentía al anciano reafirmar su agarre con el arma en mi espalda, era una amenaza.

-¿Cómo estás? Tu y...-dijo dirigiendo la mirada al viejo.

-mi tío abuelo, es por parte de mi padre- contesté, ella le sonrió con amabilidad.

-mucho gusto- saludó él tomando la mano de ella depositando un beso como si fuera un caballero.

-igualmente- dijo ella sin borrar la sonrisa de su rostro- planeaba invitarlos a cenar a ti y a tu hermana este fin de semana-dijo dirigiendose a mí-les tengo una sorpresita- dijo riendo traviesa.

-alli estaremos-dije sonriendo falsamente.

-Usted también está invitado- dijo mirando al anciano quien solo asintió con una sonrisa-bueno los dejo, tengo que cocinar-se despidió y se fue caminando, una vez estuvo a una distancia prudente el anciano habló.

-¿En qué estábamos?-preguntó sonriendo.

-Mandaste a gente a asustarla y ¿Quieres que la llame?¿Enserio? Eres un malnacido-dije entre dientes, escuché como quitaba el seguro de su arma.

-No sé de qué me hablas- contestó, no le creía nada-Quiero mi dinero así que  o la llamas o te vuelo los sesos en este momento- contestó.

En el baño abrí la ducha dejando el agua correr, volteé a mirarla, estaba de pie aún con esa mirada en la nada, opaca, sin brillo, se veía tan tranquila sin ninguna expresión en su rostro como una muñeca, dudosamente me acerqué a ella, su cuello y la camiseta estaban totalmente empapados de sangre, tomé el borde la camiseta y lo deslicé hacia arriba para sacarsela, no puso resistencia y levantó los brazos para ayudarme, estaba tan distraída que ni siquiera se tapó los pechos, la sangre había traspasado su ropa manchando incluso su blanca piel, pasé saliva al momento de desabotonar sus pantalones y contuve la respiración al momento de bajarlo, esperaba en cualquier momento una cachetada en mi rostro, nunca pensé que me costaría demasiado quitarle las bragas y no precisamente porque se resistiera, al contrario estaba completamente fuera de sí y eso me hacía dudar de cada prenda que le quitaba, dejé a un lado mis deseos al verla completamente desnuda, era hermosa, pero estábamos en un momento muy crítico para distraerme de esa manera, tomé su mano delicadamente y la hice entrar en la ducha

-Pero miren que tenemos aquí- dijo el anciano mientras se acercaba a Zoe, ella temblaba aterrada e inmóvil mientras sus manos temblaban sosteniendo el viejo maletín de Isabel que estaba lleno de dinero.