De mal en peor

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Dimitri

Fue un maldito error, un muy maldito error... huyó no sé a donde, pero en cuanto le confesé mi evidente atraccion hacia ella lo primero que hizo fue salir corriendo, la lluvia empapaba mi cabello mientras intentaba verla a traves de la niebla, podria estar en cualquier sitio, mi respiración estaba agitada debido que a habia estado corriendo en su busqueda -¡Zoe!- llamé su nombre, era en vano probablemente porque estaba asustada, no debí decirselo pero claro no pude aguantarlo más, caminé unas calles más, hacía frio ella no duraria mucho aqui afuera, tarde o temprano tendria que volver a casa, llegué hasta un parque cercano la vi sentada en uno de los columpios, me acerqué sigilosamente hasta quedar unos metros detras de ella-aqui estas- dije. Saltó y volteò a mirarme mientras se ponia de pie bruscamente, yo por mi parte me acerqué unos pasos hasta tomarla de la muñeca-¿ A que le temes tanto?- pregunté fastidiado de verla siempre reaccionando de ese modo conmigo, con el rubio se la veia tan serena y tranquila, hasta reía con él ¿Porqué conmigo tenía que ponerse tan nerviosa y temerosa?

-t tu..- tartamudeó al responderme pero la interrumpí.

-¿Qué? ¿Es porque dije que me gustas?- dije aùn irritado- asì es, me gustas- me acerquè a su rostro mirando a sus ojos.

-¡No lo entiendo!- gritó mientras bajaba la mirada sorprendiendome- apenas te conozco y ahora vienes a decirme eso- dijo mientras su voz se iba apagando. La observé, estaba asustada, confundida, con mi otra mano la tomé de la barbilla obligandola a mirarme a los ojos, sabia que por su mente corrian muchos pensamientos, no dije nada y solo peguè mis labios con los de ella sorprendiendola de nuevo, frios, asi estaban, sentia el calor de nuestras respiraciones, me encantaba besarla, la tomé de la cintura apegandola más a mi ella no me correspondía pero tampoco me alejaba, al menos no tanto, pues luego de unos minutos me empujó.

-¡Basta! ¡Soy tu hermana!- dijo seria mirandome a los ojos, de un momento a otro el pequeño conejito blanco me sacó las garras, una ligera sonrisa apareció en mi rostro, era reconfortante saber que ella era capaz de defenderse sola en caso algun imbecil intentara aprovecharse, avancé un par de pasos y la miré fijamente a los ojos.

-Eso no me importa-dije sonriendo mientras la tomaba delicadamente de la barbilla, se sonrojó, su piel se veìa tan blanca y tenia los cabellos pegados en el rostro debido a la lluvia, las ganas de besarla volvieron y me acerqué lentamente, cerró los ojos de golpe esperando mis labios, sabìa que no podia escapar, pero el sonido del clapson de un auto me hizo separarme de golpe para voltear a ver en esa direccion, era mi auto del cual bajó mi madre con un paraguas. Mierda.

-¡Aqui estan!- dijo con alivio, al parecer no nos vió-llegué a casa y no estaban, me dio un susto-

-Zoe salió con unos amigos, tardò un poco asi que sali a buscarla- dije a lo que ella chillò de emocion.

-Quien diria que Dimi no se preocupa por su hermana- dijo mientras me apretaba una de las mejillas-pero ¿porque no usaste el auto?- preguntó extrañada.

-quería caminar un rato, ademas no pense que iba a llover-respondì

-bueno bueno, venga vamonos que hace mucho frio- dijo para luego jalar a Zoe del brazo en direccion al auto. En el camino ninguno de los dos nos dirigimos la mirada, nuestra madre se dedicó a hablarnos del trabajo y parlotear sobre su jefa pero estaba seguro que ninguno de los dos la escuchaba, ambos estabamos perdidos en nuestros pensamientos, de vez en cuando volteaba a mirar a Zoe la cual observaba la ventana empañanado el cristal con su respiración,llegamos a casa y nos encerramos en nuestras habitaciones. Nuestra madre sintió lo extraño que nos estabamos comportando pero aún así no nos preguntó nada, nisiquiera nos llamó para cenar y simplemente se quitó los tacones, se tomó unas pildoras para dormir y se fue a acostar. Esa noche nadie cenó en la mesa familiar.

HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora