La alarma de siempre había sonado, sólo qué está vez había algo en particular, algo aterradoramente particular.
—..Mierda es muy tarde..—.Dijo Andrew Dettmer levantándose estoicamente, como si llegar una hora tarde fuera de todos los días, algo qué en realidad no le importaba o eso pensó el hasta qué.. "Si vuelves a tener un inconveniente más,!te corro!".
Fueron las palabras que resonaron en su cabeza, aquellas dichas por el director hace menos de una semana. La actitud de Andrew rápidamente pasó de despreocupación a una de terror, rápidamente se cepilló los dientes, acomodó su mochila y salió rápidamente con una pan francés en la boca.
—"Sí el colegio queda a 10 minutos caminando, entonces corriendo serán a lo mucho 5, que listo que sos Andrew, que listo que sos" —. Pensó mientras aceleraba su caminata, después de unos instantes se convertiría en un trote lento, pero después del trote lento, parecía que estaba en el clímax de un maraton contra el mismísimo Usain Bolt.
7 MINUTOS DESPUÉS .
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— Buenos días —. Dijo mientras entraba lentamente al salón siendo consiente de su GRAN atraso de casi una hora y media, obviamente se llevó la mirada incrédula de todos.
Ante los segundos de silencio y incomodidad Andrew volvería a decir algo, en un intento de calmar las cosas. — Bonito día, no?~ —.
el docente a cargo lo miraría fijamente, mandando a la mierda cualquier indicio de tranquilidad en el ambiente, completamente enojado por dentro le dirigió la palabra a un Andrew despreocupado como siempre.
— Sí te refieres a que es un "bonito día~" para llegar a la maldita hora que se te dé la gana, pues no. — Sé expresó secretamente fastidiado. Andrew se había dado cuenta de aquello, púes la mirada que recibía era una que trataba de hacerlo menos, pero eso no serviría jamás con el.
El docente exhaló molesto y sin más remedio dejó entrar a Andrew con la condición qué si vuelve a hacer una estupidez, lo mandaría con el director.
El chico de pelo rubio pasó a su asiento que quedaba "casualmente" en la esquina al lado de la ventana con vista al patio central. Su mirada rápidamente se perdió en aquella gran vista que su ventana le ofrecía.
Perdido en sus pensamientos, un recuerdo nostálgico aparecería en su cabeza como de costumbre, un recuerdo melancólico de su padre aparecería de repente, y sin previo aviso, así era siempre.
