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— Dime, Sub-capitan. ¿Cuanto dolor has podido llegar a soportar? —
Unas palabras tan frías como el clima de esa noche, irrumpirian en su oído. Lo único qué pudo hacer es sentirse confundido por ello, porqué no podía entender una cosa.
El cambio tan radical en su forma de ser había opacado su atención de forma inmediata, con sólo una frase algo había cambiado en el, la forma en la qué lo miraba, su postura, todo en el emanaba algo amenazante.
Percibiendo aquéllo pero sin dejar de lado su carismática forma de ser, Tenju Kiba conocido como la bestia blanca por su imbatible manera de pelear, no podia creer qué en este momento estaba sintiendo algo qué no fuera confianza misma.
"!TSKK!" Chasquéo la lengua ignorando toda sensación de peligro. Con la misma velocidad de siempre daría un paso al frente qué intanteamente se convertiría en un zig zag para seguido desaparecer de la vista de Andrew en un movimiento fugaz.
El cuerpo del chico rubio quedó inerte ante los hechos. Ni siquiera parecía darle importancia, parecía congelado hasta el momento en donde ocurrió.
Una patada alta salida de la puta nada, que buscaba conectarle en la cabeza para noquearlo.
¿Su respuesta?. El tipo de ojos verdes qué parecian brillar, esquivó a muy pocos centímetros aquella patada dejando una estela de su posición.
¿Fuerte?. "Fuerte" es un maldito insulto a la patada qué le explotaría en la cara a Tenju. Aquéllo no era "fuerte", ese mismo significado le quedaba pequeño para lo bestia que fue aquel imperceptible movimiento.
El momento pareció eterno para Tenju, qué no daba crédito a lo rápido qué habían cambiado las cosas.
Gracias a ese impacto fue mandado a 10 metros de distancia, de donde se había originado aquél golpe. Ahora el qué observaba al suelo estando arrodillado era la "bestia blanca", su boca no dejaba de brotar sangre de su labio partido, a la vez qué con confusión y sorpresa amarga clavaba su mirada en el pavimento.
— "¿!Qué carajos fue aquello!?. E-está sensación.. !ESTA SENSACIÓN ES IGUAL A ESA VEZ!"— Fue lo qué gritó desde su mente al recordar una imagen del pasado.
Hace algunos años cuando fue buscado por el mismo Guido Leone para unirse a la pandilla, fue ferozmente arremetido con una paliza del recién capitán de la segunda división.
Aquel momento había quedado tan grabado en el, qué el simple hecho de recordar el dolor qué sentía a su vez que miraba a Guido parado enfrente suyo, tal como si una sombra negra de ojos rojos lo estuviera atormentando, como si un demonio lo hubiese cazado luego de un largo acecho.
