HACE 5 AÑOS FINALES DE ENERO DEL 2017 POR GUIDO LEONE . .
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Al igual qué mis iris, al igual que mi sangre, al igual qué mi rostro.
El color del intenso rojo se hizo presente en el suelo con una desmesurada violencia.
Su rostro cayó consigo.
Mi puño con mi moral, siendo azotado contra su rostro. Mi manera de ver las cosas, mi mente nublada por todo rastro de dolor pareció disiparse con esa furia descargada apenas recién.
Mi nudillo hizo crujir su pomulo con un decendente gancho de derecha, jamás vió venir aquéllo.
El salpicar de sangre sumado al fuerte crujido, fue suficiente para aterrar a la siguiente víctima de mi sadismo.
Ambos se habían convertido en presas.
Yo era el cazador.
Con temblores en todo su cuerpo fruto del miedo, sólo le quedó mirar como ahora aplastaba repetidamente la cabeza de su amigo con mi bota.
El frio oscurecer y la gran sed de sangre qué emanaba podía distinguirse a kilómetros.
Luego de unos minutos donde desate mi violencia, las paredes llenas de suciedad ahora se tapizaban con manchas de sangre.
Mis puños pintados con ese brillante carmesí, me hizo recordar a las veces qué decían "Tus ojos son iguales" refiriéndose a la sangre qué caía de mis dedos.
Con asco sacudi mi mano y un charquear se escuchó enseguida.
Hasta ese entonces mi respiración comenzó a relajarse, mi mente se enclarecio por fin para darme con la sorpresa de la brutalidad qué había cometido.
En todo ese rato lo único que hice fue dejarme llevar por un sentimiento de ansiedad, no podía pensar claramente, solo sabía vagamente lo que estaba haciendo.
Pero ese algo era distinto.
Ese algo no me hacía sentir mal incluso después de recién darme cuenta de lo que había hecho.
Más bien, ese algo.. —Se siente tan bien — Afirmé con una sonrisa luego de un gran suspiro de agotamiento.
Al fin había encontrado un desahogo a toda esta mierda, al fin podria sentirme en calma después de tanto estrés.
Al fin, y sólo hasta este momento en el cual encontré consuelo en masacrar con estos puños.
No olvidaré jamás ese extasis, tampoco la ligeresa con la qué me sentí liberado de tantas cargas.
Ni siquiera sabía de la temible fuerza qué cargaba en estos puños, no podía ser solo una casualidad.
Tenia talento para esto, y ese talento me hizo pensar el resto; "Esta era mi salvación".
