¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su corazón entró en pique al mismo tiempo qué un miedo indescriptible hizo hormiguear su cuello.
— ¿Eh? — Ni siquiera formó una palabra, tan solo un sonido.
Un sonido qué venía con desdicha, mala suerte y pena.
La razón venía directo del idiota de los ojos rubios, dorados como el mismo sol.
"Eres un maldito judas.." Su boca formó la frase, frase qué Kazutora leía con atención.
El sonrió malisiosamente.
"Podría derrotar a más de 40 hombres para cuidar tu espalda, pero también me gusta gastar bromas"
Fue su pequeña autoexplicacion para safarse de la culpa.
Lo tenso del ambiente dejo de importar al sentir el pesar de esa mirada fría qué lo observaba. Sus ojos como el hielo, del mismo color y la misma expresión congelante hizo juego con la de la peli café llamada Saiko.
Era como juntar el fuego y hielo, ambos completamente distintos, pero con la misma sensación de daño.
— Cierto~— Esa voz dulce, esa maldita voz dulcemente sarcástica sonó en sus oidos.— ¿Por qué no nos contaste? ~—
Aquello simplemente era aterrador, pero algo más lo hacía sentir sin esperanza.
Incluso Kazutora lo notó, su sorpresa fue obvia al igual qué su miedo.
La dulce voz no fue hecha por Hinami como típicamente solía ser, sino más bien por Saiko. Eso era mil veces más aterrador.
La chica sería comenzaba a aprender de las mañas de su amiga, lo poco común que fue, sumándole a esos ojos ardientes le hizo dar un paso atrás.
2 pasos se adelantaron las chicas, amenazando al pobre chico.
— ¿No vas a contestar? — Recriminó Hinami. — ¿Como demonios se te olvidó avisarnos de algo tan importante? —
— Adelante, te escuchamos— Agregó Saiko.
Andrew retrocedió lentamente evitando la ira de dos locas.
— Sí Andrew, explicanos— Dijo el judas.
—¡Callate, no estas ayudando en nada! — Exclamó Andrew desesperado.
Solo había apartado la mirada por un segundo, y eso le bastó a ambas para tomarlo de la camisa.
— Más vale qué tengas una buena excusa~ — Escupió Hinami con una nada tierna sonrisa.
