Capítulo IX

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Alexander

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Alexander

"Hasta nunca"

Jamás pensé que esa palabra me quebrara tanto por dentro. No hasta que ella lo dijo. La había escuchado antes, claro que lo había hecho. Lo hice hace quince años cuando mi madre decidió que su vida era mejor sin nosotros, y no recuerdo haber sentido este dolor agonizante, que se extiende por cada una de mis extremidades, dejándome congelado en el tiempo y desmoronando mi corazón pieza por pieza.

"Hasta nunca" fueron las palabras exactas de mi madre dirigidas a Stefan. Y en parte a mí, porque ella se fue y jamás miro atrás.

La ironía de la vida, las dos mujeres que más he amado en la vida me han dejado usando la misma palabra. ¿La única diferencia? Es que Camille consiguió desgarrar mi alma, ella me quebró, me destruyó...

Mi madre sintió la terrible necesidad de escapar de su vida, dejarlo todo atrás, irse y no volver jamás. Nunca entendí sus razones, no pude aceptarlo y, hasta el momento, sigo sin comprenderlas, porque no puedo entender porqué una madre abandonaría a su único hijo y al hombre que ella decía amar. Ella lo tenía todo con nosotros, mi padre la adoraba y hubiese puesto el mundo a sus pies si ella así se lo hubiese pedido.

Todavía recuerdo perfectamente cuando compró un parque de atracciones sólo porque a ella no le gustaba estar entre la multitud, mi madre era una persona extremadamente reservada y muy tímida, sólo se sentía segura al lado de Stefan. Él hizo este gesto por ella, para que lo disfrutara. El resto de su matrimonio se basó en estos gestos por parte de él y aun así, el amor no era suficiente. No éramos lo que ella quería, lo que necesitaba para ser feliz.

Pero había un pequeño detalle que ella no reflexionó ni tomó en cuenta antes de irse.

Que ella sí era lo nosotros necesitábamos.

Por otro lado, estaba yo, quien a mis dieciséis años la veneraba con todo mi ser, mi madre era una mujer elegante, el ser mas hermoso que había visto, era amorosa y poseía unos encantadores ojos verdes, quienes me miraban con amor. Trataba de ser el mejor hijo, quería que ella se sintiese orgullosa de mí, era importante para mí saber que la hacía feliz. Yo era feliz. Tenía los mejores padres pero por lo visto eso no fue suficiente.

No tuve una infancia traumática como muchos suponen, no hubo días grises en mi vida, ni oscuridad, ni demonios, mis padres me lo dieron todo, pero ella decidió que su vida no era lo que quería y simplemente se fue. Me arrebató el amor y la felicidad de las manos y se los llevó con ella.

Me dejó vacío por dentro. Me dejó en la oscuridad. Me abandonó y mi vida se tornó en tormento lleno de demonios que no me permiten ser libre. Muy en el fondo sé que la odio, o tal vez solo odio el hecho de que me hubiese hecho amarla por ser una madre ejemplar, la mejor, ya que hasta eso me arrebató; la posibilidad de decir que era una escoria de mujer.

Porque no lo fue. Ella fue todo menos eso. Aunque me parta el alma admitirlo.

El amor de mi padre no fue suficiente para hacer que ella se quedara.

No Me Sueltes (+18) [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora