Capítulo XXX

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Camille

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Camille

Me encuentro extremadamente abrumada, por no decir otra cosa. Siento que el cuerpo me arde por dentro. Mis pensamientos no están en el lugar correcto. No puedo dejar de darle vueltas al tema de esa mujer que estaba en la oficina de Alexander. Los encontré abrazados, como si se conocieran lo suficiente como para tener ese tipo de confianza. ¿Y qué es lo que empeora la situación?

Sé con certeza que Alexander no es el tipo de hombre que disfrute del contacto físico con las personas, a menos que sea para otra cosa, claro, y odio con todas mis fuerzas el hecho de que mi mente no deje de preguntarse si es que están juntos de alguna manera o si en algún momento lo estuvieron. La duda me incinera por dentro.

¡Incluso le ha sonreído el muy idiota!

¿Quién demonios es ella? ¿Por qué diablos me importa tanto?

No debería importarme lo que hace o deja de hacer con su vida privada. Ya no me tiene que molestar que esté a solas con otras mujeres en su despacho o que las abrace con tanta presteza. Al fin y al cabo, no somos nada. Absolutamente nada.

Sin embargo, aunque sigo repitiéndome todas esas palabras de manera constante, eso no ayuda a mermar el sentimiento de estrés y frustración que quiere aflorar en mí cada vez que recuerdo la forma en que compartían miradas cómplices, como si estuvieran manteniendo una conversación de la que, por supuesto, yo no formaba parte.

¿Es este otro de sus malditos juegos? ¿Está intentando provocarme? Dios, tanta confusión e incertidumbre me va a terminar matando.

Lanzando un suspiro al aire, opto por soltar esa maraña de pensamientos y, dando una vuelta amplia por el carril de la derecha, me incorporo en la autopista, con destino a la mansión del señor Stefan.

Así es, abandoné mi trabajo sólo para probar un punto e intentar enfurecer a Alexander, porque, en ese preciso instante, deseaba que sintiera el mismo fuego dañino que me atenazaba el corazón. Es una completa y vil mentira que prometí visitar a Aarón, pero cuando encontré a esa mujer con él, ni siquiera pude pensar con claridad y terminé diciéndole una sarta de mentiras, para provocar los mismos sentimientos que él provocó en mí.

Sí, ya sé que eso no muestra una actitud muy madura de mi parte, pero tampoco quería quedar como una mentirosa enfrente de él. Las palabras salieron por si solas y terminé aquí; yendo a ver a mi ex novio. Además, no es una mala idea, porque estoy segura de que Aarón va a estar más que complacido con mi visita sorpresa.

No estamos en malos términos. Después de quedarme con él toda la noche en el hospital, tuvimos el tiempo suficiente para hablar como solíamos hacerlo antes. Aquello se sintió reconfortante. Aunque también hizo múltiples insinuaciones de que quería que volviéramos a estar juntos, pero yo siempre redirigía los temas a otras cosas. Él se dio cuenta y no me cuestionó. Lo cual es bueno, porque desde hace semanas que ya no estoy segura de lo que quiero.

No Me Sueltes (+18) [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora