Lo prometido es deuda. Aquí les dejo un nuevo capítulo como les había dicho. Espero que lo disfruten mucho y se preparen para lo que viene. Me tienen muy emocionada los siguientes capítulos, aunque creo algunos ya se pueden hacer idea lo que sucederá♥️
CamilleHay sangre. Demasiada sangre por todas partes. Mis manos se encuentran magulladas y teñidas de ese color rojo carmesí, que detona esos desagradables recuerdos enterrados en lo más profundo de mi mente. Un fuerte olor a azufre impregna el aire y el estómago se me revuelve, haciéndome sentir náuseas y un sinfín de arcadas.
Quiero vomitar. Me arden los ojos. Estoy tan agotada.
Escudriño mi entorno, sin reconocer el lugar donde me encuentro, y notando un vacío anclado en el pecho que se hace más grande con cada minuto. Tengo las extremidades aquejadas por dolor punzante a medida que camino hacia el cuerpo inerte, que yace en el suelo junto a un abundante charco de sangre. Nunca antes había visto tanta sangre. Es demasiada que luce irreal.
Mis piernas experimentan un eminente temblor mientras el aire se me escapa de los pulmones cuando reconozco al hombre sin vida.
Ese pelo negro azabache.
El caro traje Armani.
El inconfundible reloj en su muñeca.
Esos interminables tatuajes que cubren sus manos.
Se me hiela la sangre y el estómago se me hunde con una sensación de terror. No puedo respirar. Mi corazón deja de latir. Muere por completo. Todo el miedo que yace dentro de mí empieza a derrumbarme y me convierto en nada más que cenizas.
Me apresuro hacia él, desesperada, mientras la grieta en mi pecho se hace inmensa. Anticipo lo que estoy a punto de ver, y la realización de lo que está sucediendo me consume entera. Finalmente, cuando llego a su lado y me arrodillo, el alma abandona mi cuerpo. Su está rostro pálido, sin rastro de vida. No respira. No se mueve. No abre sus ojos.
—Por favor, despierta, no me hagas esto —le ruego, hecha pedazos, sintiendo que la vida se me desprende del cuerpo al verlo de esa manera—, sólo abre esos hermosos ojos, hazlo por mí, por favor —dolorosos sollozos me desgarran la garganta mientras acojo su rostro entre mis manos, tratando de despertarlo.
De revivirlo.
Pongo su cabeza sobre mis piernas, rozándole el pelo con mis manos temblando, inestables, mientras mis propias lágrimas ruedan por mis mejillas y acaban en su cara ensuciada por rastros de sangre seca. Me deshago por dentro. El dolor se transforma en una especie de fuego que me incinera el cuerpo.
—No te mueras, por favor, hazlo por mí —el suplicio que estalla por cada nervio de mi cuerpo se vuelve insoportable y siento que hasta mi última partícula se desintegra—, te amo tanto, Alexander, no puedo vivir sin ti. Así que no puedes dejarme, me prometiste que no me abandonarías nunca más, no rompas tú promesa, no me rompas a mí —el llanto me raspa la garganta, pero soy incapaz de parar. Siento que estoy a punto de desmayarme.
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No Me Sueltes (+18) [En proceso]
RomanceDemonios que someten: Segundo libro Han pasado tres años desde que Camille decidió irse de Seattle, dejando atrás todo lo que la atormentaba y la hacía sufrir con el único propósito de repararse a sí misma y alejarse de la persona que más daño le h...