CamilleHa pasado una semana exactamente desde la última conversación que tuve con Aarón. No volvimos a tocar el tema después de eso, decidimos enfocarnos en otras cosas y tratar de mantener una actitud positiva. Sin embargo, a medida que pasan los días, una parte de mi continúa divagando y no puede soltar el tema así de fácil. No puedo olvidarme de lo que sucede a mi alrededor, el problema está ahí y no me deja concentrarme en nada más. Ni siquiera en mi trabajo.
El hecho de que finjamos que algo no está, no lo borra por completo.
Tenemos que aceptar la realidad y esa es que tarde o temprano Alexander va a atacar. Él no se va a olvidar de lo que ha hecho mi padre y sé que si se propuso como meta hundir a ambos lo hará. Lo conozco a la perfección y sé que no se dará por vencido tan fácilmente. Él siempre quiere tener el control y el hecho de que sea un hombre demasiado influyente en Seattle, nos deja fuera de la jugada antes de siquiera empezar.
Tomo una bocanada de aire, reviso mis manos por enésima vez, y efectivamente están sudorosas como lo supuse.
Pese a intentar mantener el control de mis reacciones, mi cuerpo tiene planes diferentes, mi pecho sube y baja a medida que me acerco a la dirección que me dio Aarón. No sé precisamente qué hago aquí, tal vez sí lo sé pero me niego a admitirlo en voz alta porque él ya no debería importarme.
No después de lo que hizo.
Debería querer alejarme y no volver a relacionarme con una persona como él, alguien cruel que hizo todo menos tener empatía con su única hija. Pero a pesar de todo lo malo que ha hecho para causarme dolor, hay un hecho que no cambia ni nunca lo hará; él sigue siendo mi padre y, por ende, necesito saber que estará bien.
Aguardo fuera de la casa por más tiempo de lo que me gustaría admitir, no quiero entrar en el lugar que tengo delante. Tan desconocido a mis ojos y con ese aire de extrañeza que no me es indiferente. Es completamente diferente al hogar que conocí durante mi infancia, este no tiene ese toque hogareño y en parte lo entiendo. El pilar de nuestra familia ha muerto y ambos no podemos traerlo de vuelta.
Hace cuatro días que le dieron el alta del hospital y se ha quedado en esta casa. Eso es todo lo que me dijo Aaron cuando le pregunté si sabía la dirección de mi padre, al principio se negó a dármela, pero fui persistente y básicamente le obligué, así que la conseguí.
Juré que no volvería a reunirme con él, pero la circunstancias lo amerita. No estoy tratando de remendar algo que sé muy bien que ya no tiene arreglo. Solo busco que no vaya a la cárcel. No quiero que le pase nada malo, al fin y al cabo es la única familia que me queda y no voy a correr ningún riesgo.
La sola idea de imaginarlo a él y Aarón en un lugar así me da náuseas, si está en mi poder hacer algo, lo haré. No permitiré que Alexander los hunda.
Tragándome mis miedos y los prejuicios que aún persisten, extiendo mi mano y toco el timbre de la pequeña casa. Mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal, estoy ansiosa. No sé qué esperar y escuchar pasos acercándose no ayuda en absoluto.
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No Me Sueltes (+18) [En proceso]
RomanceDemonios que someten: Segundo libro Han pasado tres años desde que Camille decidió irse de Seattle, dejando atrás todo lo que la atormentaba y la hacía sufrir con el único propósito de repararse a sí misma y alejarse de la persona que más daño le h...