15

391 67 27
                                    

El cuerpo humano es tan frágil: un virus, una bacteria recorriendo todo el torrente sanguíneo, imperceptible a la vista, puede destruirnos en un parpadeo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cuerpo humano es tan frágil: un virus, una bacteria recorriendo todo el torrente sanguíneo, imperceptible a la vista, puede destruirnos en un parpadeo. Un corte con una hoja de afeitar vieja, una caída de la bicicleta, una fractura puede dejar a una persona en una cama por meses o hasta hacerla perder una extremidad. Pero había algo con lo que la humanidad no contaba y ese era un nido construido a base de anhelos, deseos y algunos cuerpos... un nido que era capaz de sanar.

Cuando el capullo se abrió algunas horas más tarde, cuando la luna podía verse bien en el centro del cielo el primero en abrir los ojos fue MinGi, que pareció despertar de un sueño profundo, aun se aferraba a Yunho con brazos y tentáculos. Estaba asustado, asustado de que el tiempo no haya sido el suficiente pero su nido decidió que lo era. Se puso de pie con Yunho en brazos, este último seguía inconsciente, pero tenía un color mucho más aceptable que el que tenía cuando entraron, así que eso le hizo creer que todo podría estar bien. Se deslizó por la puerta del ático hacia abajo, miró el cuerpo destrozado de su hermano en el piso y caminó hasta su cuarto como si solo fuera una alfombra mal acomodada.

Su plan era llevarlo al agua, necesitaba limpiar ese cuerpo de algunos restos del nido, lavar su ropa y dejarlo presentable en la cama hasta que despertara solo. Ansiaba ver aquellos hermosos ojos abiertos, escuchar su hermosa voz y las miles de preguntas que seguro iba a hacerle, pero eso poco le aterraba después de haber pasado todo lo que pasó, en cambio, sería un regalo. Templó el agua y acostó a Yunho en la bañera y talló cada centímetro de su cuerpo, vertiendo agua con un pequeño tazón de porcelana en el cabello, ese negro y sedoso cabello. MinGi estaba tranquilo porque a medida que los minutos pasaban mucho más color saludable su amor poseía, solo faltaba que despertara.

Cuando lo limpió de todo los restos de membranas y viscosidad, lo sacó de la bañera mientras con sus tentáculos buscaba una toalla para luego envolverlo con cuidado, así lo llevó a la cama como un pequeño gran capullo que pronto iba a abrirse, sonrió ante la calmada expresión que Yunho tenía y lo acomodó en la cama, procurando secar muy bien el cabello. Se alejó y le puso ropa limpia, lo tapó hasta los hombros y le dejó un beso en la frente y una vez se sintió completamente seguro se alejó del cuarto rumbo a deshacerse del cuerpo de Bobby. Se paró delante del cadáver y luego le dio la espalda, sus tentáculos salieron y envolvieron el cuerpo con fuerza mientras él subía al ático.

—Nada más nutritivo que la familia—murmuró, el nido se abrió en dos solapas dándole el permiso para depositar en el centro lo que pensaba deshacer para alimentarse.

Ni siquiera fue muy cuidadoso, solo tiró el cuerpo dentro y se arrodilló delante del centro, se transformó en monstruo y comenzó a vomitar más ácido sobre su hermano, tanto ácido que logró llenar algunos centímetros de ese hueco en el nido, era suficiente, pues sabía que todo iba a transformarse en una pasta muy líquida que luego sería absorbida, todo pasaba tan rápido, los huesos se disolvían al igual que la piel, que las púas de queratina que los cubría. MinGi se quedó estático algunos momentos, tal vez asegurándose de que ya no habría peligro o tal vez viendo como el cuerpo de su hermano ahora formaba parte del nido, su propia sangre hecha nada... era un poco abrumador para él a pesar de no tener en claro lo que estaba sintiendo, mas su monstruo podía percibir algo de tristeza, tristeza sin lágrimas, solo silencio y desasosiego.

El más apto [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora