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Se encogió en la cama avasallado por el peso de Yunho sobre su abdomen, escuchaba la vibración de las plumas y sentía el miedo palpitando en el ambiente

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Se encogió en la cama avasallado por el peso de Yunho sobre su abdomen, escuchaba la vibración de las plumas y sentía el miedo palpitando en el ambiente. Podía percibirse a sí mismo en el borde del abismo como el patético y débil humano en el que se dejó convertir. Sacando fuerzas sobrehumanas, logró empujar al agresor al piso, y este tan audaz, se puso de pie con rapidez escondiendo sus grandes y blancas alas, mostrándose por completo como un humano, lo único que le delataba era su iris amarillo y su extraña postura.

— ¡Vete de aquí!— le ordenó al fin erguido ante su propio miedo, tomando el control de su existencia. Yunho solo le miró confundido y luego rió un poco, caminó con cautela hasta su bolso y comenzó a sacar ropa, se vistió y tomó cada una de sus pertenencias, guardando su arma con cuidado.

— Volveremos a vernos— se atrevió a decirle con aires bromistas, su sonrisa enmarca muy bien sus perfectos dientes y el color de su mirada lo volvía alguien impredecible.

Song solo cerró sus ojos, buscando en la oscuridad un consuelo. Se sentía por completo un humano y ahora que su monstruo se había callado, no era capaz de anticipar las acciones de Jeong, como tampoco defenderse. Decidió permanecer dócil sabiendo que el Oófago no iba a dañarlo, ya que, le percibía como un gran tesoro. Cuando abrió sus ojos, el otro ya no estaba en la habitación, no había rastro de nada, solo manchas de fluidos sanguinolentos impregnando las sábanas y un triste encuentro que terminó en desastre.

Yunho o el ahora Oófago que reinaba sobre el cuerpo humano, se fue del departamento sediento, la sola idea de saber que pronto MinGi iba a expulsar los huevos lo volvía loco. Aun conservaba en su interior los residuos de su primer bocado y de solo pensar en ellos, su cuerpo se acelera en palpitaciones. Salivaba como un perro que ha olido carne por primera vez en semanas, tan poco le importaba el resto del mundo que solo vagaba sin precaución por las calles oscuras con su bolso a cuestas, se dirigía hacia el sitio en donde creía que estaría tranquilo y ese no era otro que el departamento de Jongho.

La caminata resultaba bastante larga, se había encontrado con miradas sospechosas conforme iba tomando atajos un poco irresponsables, las farolas habían dejado de funcionar llegado cierto punto, cambiando la luz y el sonido de autos por correteos rápidos entre las sombras, jardines y entradas de auto bonitas por callejones y paredes altas que encerraban edificios marginados. No tardó en caer bajo la amenaza de un hombre que se percató de su ajeno aspecto con el lugar.

Yunho llamaba mucho la atención, su piel, su vestimenta y ese gran bolso que para un extraño podría significar tesoros, parecía estar entregado al peligro bajo la penumbra de la calle en la que se encontraba. El sujeto caminó confiado hacia lo que él creía una simple y tonta víctima de un atraco, Yunho solo dejó el bolso en el piso y esperó con paciencia a que el humano dejara de pavonearse con su navaja en la mano, pretendiendo intimidar, cosa que no lograba para nada, ya que el Oófago sonreía con todo el show que se desplegaba bajo su amarilla mirada.

— El bolso—Le murmuró el hombre sin llamar mucho la atención, movía su mano con el arma blanca de arriba hacia abajo, era insistente y poco paciente. Jeong le miró atentamente, el tipo frunció el ceño y acercó el filo a su cuerpo, ejerciendo presión con malas intenciones—. Dame el bolso.

El más apto [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora