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Despertó con antelación a su alarma, miró a su lado derecho y le vio dormido con paz, desnudo de pie a cabeza

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Despertó con antelación a su alarma, miró a su lado derecho y le vio dormido con paz, desnudo de pie a cabeza. Con su hermosa piel intacta, tersa, suave y cabello negro despeinando sobre la almohada de plumas. Dejó ir uno de sus tentáculos para tomar el borde de las sábanas y subirlas para cubrir hasta los hombros, y luego se puso de pie sin hacer demasiados movimientos bruscos, dirigiéndose al baño. Admiró su propia desnudez frente al espejo y cerró los ojos un momento para regocijarse en el aroma que su departamento tenía y ese no era otro que vitalidad y prosperidad.

Su cuerpo estaba ansioso por comenzar a crear el nido, le demandaba ir a hacerlo en ese instante, sin embargo, MinGi se negaba rotundamente a hacer las cosas con tal desesperación, porque aprendió que ese modo nada salía bien y no estaba seguro de si podría soportar perder de nuevo a sus crías, y si tenía que destruir otro nido solo iba a dejarse morir.

Encendió la ducha desde su sitio usando las extremidades de su espalda, estás podían alcanzar al menos cuatro metros al estar hiperextendidas, y cuando su silueta se vio perdida en el vapor, se metió bajo el agua y se tallo el cuerpo con una esponja, su piel envejecida caía con la fricción como escama secas, cubriendo por completo el piso del baño, mostrando una nueva y saludable. Estaba renovándose mientras sus tentáculos serpenteaban detrás de él. Cuando terminó salió de allí envuelto en una bata, miró hacia su cama y estaba vacía. Sus ojos barrieron la habitación sin encontrar a Yunho y el miedo le recorrió.

Rápidamente salió del cuarto y lo buscó por la casa, no era demasiado grande, pero esperaba encontrarlo husmeando a creer que se había ido sin despedirse, dando con él al fin en la cocina, completamente vestido, preparando café. Notó su bolso preparado sobre el piso y supo que eso sólo tenía un significado, se sentía aterrado, no quería dejarlo ir, no ahora que se sentía vivo de nuevo, pero tampoco quería tenerlo en cautiverio sin sentido, por más que deseara, el nido no estaba construido y tampoco había comenzado a crear los huevos, así que si esa horrible sensación le estaba comiendo vivo, era ajena a su instinto, solo debía atribuirse a su lado humano, quién clamaba por una compañía estable.

Yunho volteó risueño al verlo y le ofreció café, MinGi lo tomó por cortesía, pero jugó con la taza en las manos mientras le miraba con atención, no sabía porqué su acompañante lucía tan perfecto. Cruzaron algunas palabras de forma aleatoria sin ahondar mucho en el porqué estaban reunidos allí. En cuanto Yunho terminó su café, agarró su bolso y se despidió de sin prisa, siendo coqueto como el primer día en el que lo vio.

— Te dejo mi número de teléfono solo si me dejas el tuyo, esta vez no quiero que perdamos contacto.

MinGi se sintió escéptico, todo iba demasiado bien, no dudó en darle lo que deseaba y luego de algunos momentos lo dejó ir con mucha pena, a pesar de todo, sabía que no tenía nada asegurado. Llevaba bastante razón, ya que luego de acompañarlo por el ascensor hasta el piso cero y verlo partir en un taxi, no supo de él por dos largas semanas en las que estuvo tentado a llamar, sin embargo, no sabía exactamente qué podía decir y dado el trabajo que tenía el joven, lo normal era que su ausencia estuviera justificada, así que solo se quedó paciente, esperando, día tras día, hora tras hora, hasta que una mañana, Yunho al fin le contactó en una breve llamada que le robó el sueño, pero le llenó de alegría.

El más apto [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora