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Era poco lo que Yunho podía manifestar, su cuerpo estaba preparado para sufrir cualquier trauma causado por los tentáculos del monstruo, pero aun así, sentía su pecho a punto de explotar, la presión en su garganta era muy alta y casi no podía resp...

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Era poco lo que Yunho podía manifestar, su cuerpo estaba preparado para sufrir cualquier trauma causado por los tentáculos del monstruo, pero aun así, sentía su pecho a punto de explotar, la presión en su garganta era muy alta y casi no podía respirar. La tensión en su rostro se manifestaba por un color rojo, sus ojos oscuros naturales estaban llenos de brillos mientras la comisura de sus labios desbordaba fluidos que iban desde su propia saliva hasta el lubricante natural de MinGi.

En algún lugar de sus instintivos impulsos, Yunho volvía a ser para MinGi, ese humano perfecto, esa incubadora que le había despertado la producción de huevos. No se había enloquecido por nada y no podía evitar tener la necesidad de concretar un acto por el cual había nacido. Se encontraba sosegado, afectado por los estímulos que el propio cuerpo de Oófago le brindaba. Ellos habían nacido para estar juntos, pero juntos de este modo, vacilando en un jugueteo de seducción y engaño, inocencia e ingenuidad que terminaba con el desastre.

No eran conscientes cuando sus animales se apoderaban de ellos, e incluso sus animales, estaban ciegos por sus instintos primitivos: alimentación y supervivencia. Este podría ser un acto cualquiera, si bien era normal para el monstruo explorar las cavidades humanas para asegurarse de que todo estaba bien, lo hacía con Yunho desde que comenzó la formación de huevos como un acto religioso, pero esto no se trataba de una exploración de ese estilo. Los huevos estaban en formación, aun faltaban algunos meses antes de que pudiera hacer algo, además, MinGi ni siquiera había comenzado con la creación de un nido. Su forma de actuar era peculiar; se mostraba salvaje, preocupándose muy poco por las alertas que el cuerpo que tenía debajo de él le estaba dando.

La penetración era forzada, cuantos más centímetros entraban por el esófago más luchaba Yunho por deshacerse de MinGi, sus ojos terminaron por mostrase amarillos intensos brillando en los negros de su amante, uno siendo la luz del otro, pero también su oscuridad. El Oófago se mostró por completo, las alas se desplegaron y el pico mordió el tentáculo que le profanaba haciéndolo sangrar, MinGi lo retrajo y retrajo todos los demás, alejándose de inmediato, adoptando su forma de monstruo mientras observaba a su ahora oponente alejarse hacia la puerta del cuarto.

Ambas especies sabían muy bien que un huevo no iba a sobrevivir, sabían que jamás la reproducción podría llevarse a cabo mientras se mantuvieran juntos, porque Yunho nació para comerse cada huevo y MinGi nació para implantarlo. La propuesta estaba hecha, clara y sin segundas intenciones. Era tentador para el Oófago ser incubadora de cuatro huevos que claramente iba a comerse, cuatro huevos que iban a servirle de vitalidad casi eterna, pero, para el monstruo era solo una clara muestra de pérdida de la razón.

Yunho regresó a su forma humana y en esta forma se manifestó atemorizado del monstruo, que permanecía inmóvil en una esquina del cuarto respirando con sonidos extraños acompañado por el serpenteo de sus tentáculos que no dejaban de expulsar sustancias viscosas.

— No te me acerques— Dijo Yunho poniendo un alto con su mano derecha mientras buscaba de reojo su ropa— ¡¿En qué demonios estabas pensando?!

En medio de su miedo y sus nervios, neutralizó por completo a su Oófago, que le pedía mostrarse, sin embargo, Yunho no estaba de acuerdo con nada de eso, él no pensaba comerse los huevos sabiendo lo que eso significaba. Para ese momento, el lado humano de MinGi no estaba presente, el monstruo había tomado sus propias decisiones y no lo hacía partícipe de nada.

El más apto [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora