El más apto [YunGi][COMPLETA]

24

Dormir le resultó imposible, pasó gran parte de la noche con la vista fija en la oscuridad, odiando cada segundo en el que su piel tocaba la de MinGi. Quería salir de allí, pero temía que todo pudiera descontrolarse, necesitaba que amanezca, entonces podría irse de allí con la prisa que quisiera, argumentando que se lo solicitaba el trabajo. Pero el sol no salía, las horas no pasaban y su cuerpo se estrujaba de miedo con sus latidos haciendo eco en su pecho.

Yunho no estaba seguro de nada, ni de lo que vio en el ático, ni de lo que vio en el espejo, de nada y su mente le generaba tantas imágenes que no sabía a qué aferrarse realmente. Cuando MinGi se alejó un poco, él se deslizó sin hacer mucho ruido, yendo en busca de sus pertenencias del trabajo, revolvió todo, sacó su arma apoyándola en el piso mientras de reojo observaba la cama, no pensaba usarla, pero le hacía sentir más seguro. Cuando estuvo listo comenzó a salir de la habitación.

—¿Amor?—escuchó decir a MinGi en un susurro rasposo de ultratumba, se detuvo en seco llevando su mano a la pistola—¿Ya te vas?

—Si—giró lentamente—Tenemos entrenamiento físico antes del turno, olvidé decirlo.

—Ah bueno, ¿quieres que te lleve?

—No—negó y retrocedió cuando lo vio pararse.

—¿Puedo darte un beso?—MinGi actuaba normal, sonreía enamorado, le acarició el rostro con la mano y llevó la otra a la cintura—¿Alguna vez te dije que luces sexy en tu uniforme?—preguntó y le besó la mejilla.

—Ah... no—se removió incómodo— Pero no deberías sexualizar mi profesión— respondió y MinGi lo miró confundido—Tengo que irme en serio o llegaré tarde...

—Bien... ¿te espero esta noche?

—No, no, saldré con Jong Ho, así que nos vemos mañana, adiós.

—Yunho... espera. ¿Estás bien?

—Si, solo tengo prisa—se quedó parado delante de la puerta con una mano en la perilla y la otra en el arma, con toda la precaución que cargaba, aun así, se asustó cuando MinGi le abrazó por la cintura, ni siquiera se dio cuenta en qué momento se le acercó tanto.

—Te amo—le susurró— Te amo mucho.

—Gracias.

Deshizo el agarre con sutileza, se dio vuelta y le miró a los ojos, MinGi le sonreía como siempre, con amor y hasta esperanza, causándole miedo. Terminó por alejarse, saliendo tan rápido como sus largas piernas se lo permitían. En el cobijo de su hogar trabó las puertas como si alguien le persiguiera, se fue a la cocina y tomando agua indiscriminadamente, como si llorar le hubiese secado por dentro.  Entonces comenzó de nuevo abrazándose a sí mismo. Creía que estaba volviéndose loco, apretaba fuerte los ojos y se veía en el espejo como un ser extraño, veía a aquel tipo desnudo envuelto en membranas, veía a Bobby y los tentáculos.