Devastado se sentía Yunho luego de dos largos meses, apenas podía dormir y su aspecto en general se había caído día tras día. Ya no peinaba su cabello para luego fijarlo con gel y dar un aspecto impecable, ya no enviaba a lavar su uniforme cuando se acordaba, le habían llamado la atención varias veces y era un completo impulsivo cuando salían a patrullar. Jongho lo miraba muy de cerca, en varias ocasiones hasta se quedó en su departamento para hacerle algo de comer, ya que de su propio incentivo no salía nada, una noche planchó su uniforme y le compró elementos de higiene personal.
Con el tiempo sus lazos se fueron haciendo un poco más sólidos, Yunho había encontrado un pequeño refugio en su compañero de patrulla y este no se mostraba para nada hostil ante las necesidades que se le presentaban, al contrario, era un buen hombro en dónde llorar y delirar sobre barbaridades sin ser juzgado. Lo que Jongho percibía como un estado de luto mal llevado por la separación de la pareja, no era más que el incesante esfuerzo del Oófago de Yunho por hacer contacto con el lado humano.
Este asunto solo pronosticaba malas experiencias futuras y no es algo que pueda ser prevenido o tan siquiera apaciguado, lo mejor que le podría pasar a Yunho en estos momentos es enfrentarse a sí mismo y tomar conciencia, solo así podría a recuperar el control de su salud. Sudaba por las noches en la cama, soñando con monstruos inconcebibles para la mente humana, soñaba con Bobby, soñaba con MinGi y le daba cara a los misterios que tanto daño le hacían. Se acariciaba el cuerpo dormido recordando encuentros sexuales fortuitos donde por completo estaba siendo poseído por tentáculos que le marcaban la piel.
Se veía como un despertar en la pubertad, gemía en sus sueños, ardiendo en fiebre y malestar, cambiando su forma involuntariamente en la cama, dejando ver sus grandes alas grises y moteadas, las garras de sus patas rompían las sábanas mientras se retorcía de un lado al otro nombrando a MinGi entre planos oníricos donde este le extendía los brazos para acogerlo en el seno de su amor, amor que le había sido arrebatado en un dos por tres.
Por su lado, MinGi dormía casi todas las noches sobre su nido, atento a la temperatura y la respiración de la incubadora, limpiando su piel con toallas húmedas que luego se perdían en algún costado para dejar a sus dedos desnudos recorrer las porciones de piel que las membranas no habían cubierto. Fecundaba los huevos cada ciertos días, era una parte que llevaba tiempo ya que todo dependía de que las bolsas de esperma se encontraran en la posición perfecta. Con uno de sus tentáculos acariciaba el abdomen y especialmente desde el epigastrio ejercía presión de forma certera para expulsar el esperma sobre los huevos.
Intentaba no dejar marcas en la piel y estaba atento en todo momento a no presionar de más para producir vómitos o tan siquiera dañar las cápsulas que apretaba. El humano se veía saludable, demasiado saludable, capilares vivos, piel tersa y suave, cabello brillante y uñas fuertes, era casi mejor este estado que el que tenía cuando entró y eso sin dudas era magnifico, el tiempo se iba cumpliendo de a poco y MinGi estaba ansioso por ver este ciclo concretarse por fin. Los miedos que la intromisión de su padre le había generado no eran lo suficientemente grandes como para interferir en sus instintivas emociones de preservación.
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El más apto [YunGi][COMPLETA]
Hayran KurguSong MinGi, un hombre que esconde una terrible verdad, busca con impaciencia preservar su gen. Ha probado con muchos cuerpos en diferentes condiciones de salud y ninguno le ha dado lo que quiere. No es hasta que conoce a Jeong Yunho que considera ha...