El más apto [YunGi][COMPLETA]

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—Son animales antes que humanos, hay instintos que no pueden saltar, pero también son humanos antes que animales y siempre se van a encontrar. MinGi, sabes bien que cuando te cruces con alguien que tu monstruo considere apto, vas a poner más huevos y Yunho, por su parte, es una especie monógama, él se quedará con la misma pareja y reproducirá en cada temporada solo dos huevos. Los dos saben muy en el fondo, que esto debe ser así y la armonía depende de que tan bien equilibren esas partes... Una cosa es su lado humano, la forma en la que se perciben y se sienten como pareja; y la otra, en contra parte es su animal que por instinto siempre desconfiará un poco del otro, pero, sé que encontrarán la paz porque dieron un gran paso en la historia de sus especies y están juntos a pesar de todo. Algunas veces pesará más el amor, otras el instinto, aunque allí deben adaptarse, eso corre por su cuenta, al final de todo, siempre dependerá de ustedes el camino que quieran transitar— Hwasa hizo una pausa—Yunho, nosotros llegamos hasta aquí porque no podemos adentrarnos más en su territorio, además, es mejor que no sepamos exactamente en dónde están, creo que eso les dará seguridad, sé que no sabes dónde ir, pero tu Oófago lo sabrá en cuanto lo dejes ser entre todos estos árboles, creo que huelen a las hembras, no lo sé. Y, ahora despidanse... sin alas y tentáculos, por favor.

Entonces Yunho y MinGi se miraron con un poco de incertidumbre y tal vez miedos, no dijeron nada, solo se abrazaron con mucha fuerza por un largo rato, se besaron lentamente para grabar cada arruga de los labios, cada sabor, cada sensación suave, hasta que finalmente se alejaron. Yunho bajó con cierto ímpetu de explorador y el auto, conducido por Song, se alejó un par de metros marcha atrás, permaneciendo sin direcciones por algunos momentos, hasta que dobló por el mismo camino y se perdió entre los grandes y verdes árboles que hacían al bosque entero.

Yunho se sintió desorientado, todo a su alrededor se veía del mismo modo, las plantas estaban tan altas que le llegaban hasta la cintura, los árboles eran inmensos y de ramas gruesas, tupidos, dichosos de tocar la nubes, imponentes y únicos en su especie. Decidió entonces calmarse, cerrar los ojos, y dejarse ser. Se transformó en Oófago, ahí todo se volvió más claro, nada tenía que ver con olores, en realidad lo que había como señales eran adornos con piedras. Era demasiado obvio, tan obvio que pudo seguir el camino mientras se adentraba más y más al bosque. ¿Por qué su ojo humano no fue capaz de verlo? Quizás por obvias razones, pero aun así lo fascinaba. Todo parecía estar cuidadosamente puesto, de tamaños y formas similares y hasta colores.

En algunas ramas en lo alto, colgaban trenzas hechas de ramas que se camuflaban muy bien, se extendían por muchos metros. Aquel fue un largo recorrido de al menos dos kilómetros hasta que finalmente los adornos desaparecieron, y entonces, fue momento de volver a su forma humana y esperar en silencio. Oía a las aves, oía el viento a su alrededor y se sentía en la inmensidad de un sitio que parecía conocer como la palma de su mano. Cuando creyó que debería esperar mucho más, un recipiente metálico cayó sobre su cabeza, se movió del sitio desconcertado, miro hacia arriba y una mujer se encontraba parada en una de las ramas con el semblante decepcionado, pero con claras ganas de comenzar a reír por su expresión tan notoria.