XXIV

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Narra Soo.


Abro los ojos lentamente, siento los parpados pesados, como nunca me siento tan cansada de absolutamente todo en lo que sea que mi vida se haya transformado. Hay un poco de luz en la habitación y por su puesto que he notado que me encuentro en un lugar diferente, solo que ya no me concentro en dónde pudiese ser.

—Ah...—gimo después al sentir dolor en mis piernas y al mirar hacia abajo puedo notar que una de ellas está vendada y ensangrentada.

Hasta que despiertas

Suspiro con desgano al escuchar esa voz.

—Dijiste que no volverías a lastimarme hasta que yo te lo pidiera... —Lo miro con enojo. El solo le da un mordisco a la manzana que lleva en una de sus manos mientras permanece recargado sobre el marco de la puerta. —Dime ¿Por qué lo haces?

—No tengo porque darte explicaciones, así que deja de preguntar cosas

Bajo la mirada, no puedo explicar la impotencia que llevo dentro de mí. Mis ojos se cristalizan, comienzo a ver borroso por ende paso mi ante brazo para limpiarme los parpados. Lo escucho suspirar y al levantar la mirada puedo ver que ya se ha acercado a mí lo suficiente para ponerme a temblar.

—Ven aquí —Dice. Pasa una de sus manos por debajo de mis piernas y suelto un leve quejido.

—Auch...

—Shh...no quería lastimarte, déjame tomarte con más cuidado

Lo miro y sin querer hacemos contacto visual por un momento. ¿Acaso estoy escuchando bien y ha dicho que quiere tomarme con cuidado?

—Tenemos que irnos

—¿A dónde? —Pregunto.

—No sé, ya veré en donde puedas estar a salvo —¿De quién?, ¿de él?, JA.

Abro mi boca levemente.

—¿Qué acaso no quieres matarme?

Silencio, silencio que me ha hecho sentir escalofríos.

—Solo quédate callada, es lo único que necesito. Necesito pensar bien las cosas — Responde después de unos segundos de silencio.

Me eleva en sus brazos y me aferro a su pecho con las pocas fuerzas que me quedan cuando comienza a caminar fuera de la habitación. Sé que no estoy a salvo en ningún lugar donde él se encuentre y aunque no entendí lo que me acaba de decir anteriormente no me queda de otra que la resignación misma de permanecer a su lado hasta que decida terminar con mi vida.

El lugar en el que estamos parece sacado de una película, pues a parte de la arquitectura gótica del lugar hay varias obras colgadas en las paredes que representan el renacimiento.

—¿Tan pronto se van?

la piel se me hiela.

—No volveré a discutir contigo, no ahora —Responde el pelinegro.

El chico que dice llamarse Kim Taehyung sonríe con ironía mientras reposa sobre el barandal de la escalera que nos encontramos bajando.

—Vamos Jeon, deja tu tonto orgullo por un momento y escucha. —De un salto cae frente a nosotros impidiéndonos el paso. —No puedes salir ahora, los siete los están buscando

—No sé quien mierda sean y no me interesa

—Debería, te quitarían a tu comida sin luchar por mucho tiempo —Sus ojos color miel recaen sobre los míos intimidándome enseguida. Sonríe. —No te queda de otra que dejarme custodiarte dentro de este lugar

—Prefiero estar muerto a que tú veas por mí

—Ni modo, me obligas a utilizar lo único que sé hacer jodidamente bien

Siento como las fuerzas de los brazos de Jungkook disminuyen, me aferro con más fuerzas a su camisa de color negro, pero este parece que de pronto va a quedarse dormido.

—NO...espera...no lo hagas....yo...

Y se desvanece conmigo en brazos, pero antes de que yo caiga con él sobre los escalones, Kim Taehyung me toma del cuello fuertemente elevándome evitando mi caída. Mis manos van con desesperación a la suya la cual me sostiene. Mi mirada va hacia abajo para observar como el chico pelinegro cae por las escaleras, no sé, pero he sentido una preocupación imparable, ¿por qué?, ni yo misma lo entiendo.

—Ah...—Suspira.— Vamos, tengo que limpiarte esa herida

Ghoul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora