XLIII

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Narra Soo.

Todas las cosas de mí que perdí en ti se quedan como gotas de agua fina sobre el sendero de rosas, absorbes cada parte de mi elixir y mi cuerpo ahora parece que forma parte de tu propiedad porque sé que me reclama. Ahora aquí, en este lugar lleno de obscuridad aunque se encuentren las luces de las velas puedo percibir mi miedo, como el de una liebre que va a ser asesinada por su cazador; siempre creí que serías tú el que me llevaría a mi muerte y aunque muchos crean que has sido tú yo no encuentro a quien culpar más que al destino.
Estoy atada de mis muñecas de extremo a extremo mientras permanezco de rodillas en el suelo, tengo la mirada baja y las lágrimas recorren mis mejillas cada que le pongo atención a mis pensamientos. El simple recuerdo de ver a mi chico caer frente de mí me hace querer desvanecerme, hacerme chiquitita y no volver a sentir hasta que no sepa que ha pasado con él. Las grandes puertas se abren dejando entrar un poco de más luz; escucho los pasos y al levantar mi rostro puedo ver a algunas personas usando túnicas de color rojo. De pronto uno de los cinco hombres que han entrado se pone frente a mí, no se ve más de 23 años de edad, su mirada es intimidante y el color del iris es color miel. Inhala entonces y cierra los ojos para concentrarse mejor, supongo.

—Ah...—suspira y abre los ojos regalándome una sonrisa. —hueles mejor de lo que imaginé y ahora no entiendo por qué ninguno de esos dos bastardos te tomó como festín

No sé qué decir, pero mi cuerpo ha comenzado a temblar.

—Todo parece confuso para mí, hay cosas que no comprendo, la actitud de Jeon o Taehyung por ejemplo. Me pregunto, ¿qué fue lo que hiciste para que ellos hicieran todo este caos? —sigo sin abrir la boca, es que parece que me ha comido la lengua el ratón. —desátenla y la quiero en la sala principal del elíseo

Los demás asienten y de igual forma que cuando me secuestraron me han puesto una bolsa de tela negra sobre la cabeza para cubrir mi rostro, entre dos personas me desatan los brazos, me ponen de pie y me sujetan con fuerza forzándome a caminar. Mi respiración se agita al igual que mi pulso. Es indescriptible el sentimiento ni siquiera creo que solo
Un sentimiento se este haciendo presente, si no que es una revoltura de tantos.

Todas las cosas de mí que he perdido en ti jamás volverán a pertenecerme.

Narra escritor.

El elíseo, gran infraestructura victoriana escondida en las tinieblas ahora se viste de rojo para el sacrificio que se llevará a cabo, la muerte de un descendiente de ángel caído o quizás la muerte de un ángel. Jung Hoseok y Min Yoongi sujetan a la pelirroja mientras Park Jimin le ha quitado la bolsa de tela; la chica da un suspiro a causa de lo difícil que era respirar bajo esa tela, pero al ver lo que está frente de ella la ha paralizado.

La sala del elíseo está llena de gente aunque Soo sabe que esas personas deben ser igual de peculiares, todos con los ojos sobre de ella, pero lo que le ha partido el corazón es ver a Jeon, esta de rodillas sobre el suelo, atado con cadenas de las muñecas de extremo a extremo y al parecer también han decidido atarlo del cuello, solo por si acaso, puesto que no olvidan que mato a más de medio sabbat el día en que se reveló; también tiene sangre en su ropa y sobre sale de una de las comisuras de sus labios. Sus ojos permanecen cerrados, parece inconsciente.

—JungKook...ah...—solloza Soo con impotencia al verlo de esa forma, cierra los ojos con fuerza pidiendo al cielo que esto no sea más que una terrible pesadilla.
—Estimados compañeros, he aquí a la descendencia de Saraknyal, el cual ha entregado a la humanidad —menciona Kim Namjoon — a esta joven apta para el sacrificio. Por otra parte, tenemos a Jeon JungKook, el cual era uno de nuestras pertenencias más atesoradas por el simple hecho de ser el resultado de lo imperdonable: un humano y un vampiro. Ahora bien, el oráculo de la luna se encuentra con nosotros —Los siete hombres con túnica de color blanco hacen una leve reverencia al líder de los vástagos desde su lugar. — sin su dedicación nada de esto sería posible.

Soo levanta la mirada para ver a Jeon el cual sigue inconsciente.

—¿E...está m...muerto? —pregunta la pelirroja casi en un susurro para Min Yoongi el cual no se inmuta en mirarla cuando ella gira levemente el rostro para mirarlo a él.
—Cierra la boca por ahora, no puedes dirigirme la palabra

La chica vuelve la mirada a Jeon mientras sigue sollozando, quisiese escuchar con más detenimiento el origen de este caos que por tanto tiempo espero escuchar, pero sus oídos parecen un tanto aturdidos, solo la culpa se hace presente, si ella no hubiera buscado a Jeon, él no estaría posiblemente muerto.

—Así que hoy tomaremos el cuerpo de esta chica para el sacrificio —Min Yoongi y Jung Hoseok levantan a la chica la cual estaba de rodillas y la hacen retroceder para poder llevarla hacia Namjoon. —Su sangre caerá en la copa y entonces beberé, todos beberemos, mostrando una vez más que somos la raza que más predomina en la zona
—¡No, esperen, esperen, alto! —Soo comienza a patalear, pero nada de eso funciona cuando la fuerzan a arrodillarse nuevamente frente al líder el cual saca una cuchilla un poco pequeña de plata con rubí incrustado sobre el mango. —¡No!, ¡no por favor!

Los ojos de Jeon se abren lentamente y al ver lo que tiene enfrente estos comienzan a tornarse de un rojo intenso.

Ghoul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora