XII

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Bon appétit.

Mis ojos comienzan abrirse poco a poco, pero no veo nada, todo esta obscuro de principio. Me duele un poco el cuerpo, como si hubiese ejercitado mucho la noche anterior y ahora me costara utilizar mis piernas y brazos.

—Ah...

Me quejo un poco mientras intento recuperar la conciencia, estoy sobre de una cama que no es mía y que es demasiado suave, pero aún así sigue doliendo mi cuerpo. ¿En dónde estoy?

Llevo mi mano hacia un lado tocando la lámpara que está en el buró para poder encenderla y al hacerlo puedo observar mejor en donde estoy; sigo sin conocer el lugar, pero no es desagradable. Es una habitación bastante bonita y elegante, como de gente rica o algo así, un idol podría vivir aquí sin ningún problema, pero yo no y mucho menos conozco a gente rica, ¿qué hago aquí?, mi último recuerdo es un tanto bizarro y terrorífico.

Llevo mis pies al frío suelo, pongo ambas manos en el edredón y tengo la vista hacia abajo.

—Ah...

Escucho un leve gemido y ya puedo imaginarme de quién es.
Trago fuerte y me reincorporo.
Mis pies descalzos son silenciosos al avanzar con cautela por la habitación hasta abrir la puerta y encontrarme con un pasillo no tan largo pero igual de bonito, todo aquí parece bonito y moderno.
Puedo ver por el traga luz de cristal del  techo que es de noche, la luz de la luna ilumina mi camino y avanzo no tan Segura de mi misma.

Aunque no estoy corriendo ni temiendo por mi vida (aún) puedo sentir como mi corazón se acelera y mi respiración se entrecorta cada vez más y mientras me acerco a lo que parece ser la sala de estar puedo oler un extraño aroma como a hierro.

"Huye"

Y sigo caminando, tan sigilosa como un gatito.

"¡Huye!"

Llego al final del pasillo y llevo mis manos pequeñas a la pared para apoyarme mejor asomando un poco la mitad de mi rostro para observar tal escena.

La luz es tenuemente rojiza a causa de las lámparas, el aroma se hace más fuerte y lo que veo sobre el sofá me hace abrir los ojos como platos llevando así una mano a cubrir mis labios para evitar que salgan de entre ellos algún grito.

Mi corazón casi se detiene al ver el charco de sangre sobre la alfombra grisácea y sobre del sofá; el cuerpo de una mujer está acostado y sobre de este está él.
El pálido que ha intentado matarme desde hace días.

Su cabello largo, negro y ligeramente ondulado hasta las orejas le cubre un poco el erostro, pero yo sé que es él.
Viste de negro una camisa desfajada de sus jeans y lleva sus uñas de un color negro y...¡Joder!, ¡me ha mirado!

Me doy la media vuelta para correr ignorando el dolor de mi cuerpo, corro lo más rápido que puedo hasta llegar nuevamente a la habitación, aunque parece eterno el recorrido logro entrar y cerrar la puerta tras de mí con seguro.

No puedo con esta situación, esto es mucho para mí, sin duda debo encontrar una salida porque si no lo hago moriré como aquella mujer tendida en el sofá.

Sollozo con fuerza, no puedo ocultar mi miedo y dolor de estar aquí pero encuentro entonces una ventana alimentando así mi pequeña esperanza de sobrevivir.
Me aproximo a ella y la abro dándome cuenta que estoy como en el piso cuarenta y tres de un edificio cerca del Río han.
Quiero simplemente desaparecer...

—No puedes pasar desapercibida y correr como una tonta  creyendo que vas a huir de mí
—¡AH!

Grito con fuerza al darme cuenta que lo tengo junto de tras de mí.

¿Y así es como voy a morir?
¿Así es mi vida de miserable?

Incluso si nunca pude encontrar la felicidad más allá de un partido de béisbol junto a papá no quiero fallecer ahora, no así, tengo miedo.
Tiene al rededor de sus labios como en sus manos sangre y sus ojos son negros, como si un demonio se tratase, su pecho sube y baja como si estuviese demasiado molesto, quizás sea mi fin.

—¡Ayuda! —gritó por la ventana por instinto sabiendo de todas formas que eso no provocará nada en la sociedad.

—¿Quieres callarte?, maldita sea

De un tirón me aleja de la ventana y de un portazo la cierra; por más que quiero luchar por mi libertad no puedo con su fuerza, me mueve como si fuese una pluma de algún ave.

—¡Por favor! —grito mientras llevo mis manos a las suyas percatándome una vez más de su frialdad pero el no parece tener misericordia cuando me lanza al suelo.

No tengo fuerzas para seguir y eso que no he hecho absolutamente nada. Tengo mi rostro escondido tras mis brazos y mi cabello rojizo tirada en el suelo, no quiero alzar la mirada y verlo frente a mí, no quiero.

—Mátame ya si vas a hacerlo...

Hablo entre dientes pero con el poco valor que queda dentro de mi alma.

—¿Quieres que te mate ahora? —pregunta casi con ironía pero no contesto, solo sé sollozar por el momento. —No seas tonta y date una ducha, tienes todo un cuarto completo de baño, gózalo y déjame cenar en paz

Escucho sus botines resonar en el mármol  y levanto un poco la mirada para verlo alejarse, ahora...¿me dejara vivir?, no lo entiendo, aclaro que no quiero que me asesine, pero días atrás me estrujó y luchó por mi carne y ahora ¿solo me deja así?

Estoy segura que no es tan Bueno para querer salvarme de ese tal Kim Taehyung, quizá solo soy un trofeo que colgará pronto, esto es tan raro y esta volviéndome loca.
Igual no digo nada, no quiero que regrese y quiera hacerme daño, dijo que me duchara, si intento escapar otra vez ¿me volverá a detener?

Ghoul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora