T r e i n t a y c i n c o

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Evan

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Evan

Mi cara luce igual como siempre, pero… No me lo parece. Es como si volviera a ver algo que no había visto en un tiempo.

Apoyo las manos sobre el lavabo, jalo aire por la boca como si estuviera apunto de ahogarme.

Porque así me siento, pero no es por el tratamiento previo al trasplante, que mamá ha repetido más que nunca, ni siquiera porque ya podría comenzarlo… Sino por la ropa negra que visto para la ocasión.

Respiro profundo, no puedo alargar nada, así que bajo las escaleras, solo es cuestión de minutos para que ya estemos afuera, dentro de la camioneta y haciendo camino hacia un destino al cual no quiero llegar.

Fijo la vista hacia el frente, sin embargo, me percato de que los ojos de mamá no dejan de seguirme, pero no dice nada, y yo tampoco lo hago.

Cuando llegamos al fin… Todo me parece incluso más deprimente.

Hay sillas, bastantes y el ataúd en el centro de la habitación se alza sobre algo con velas a su alrededor… también hay gente, muchos chicos de su edad que yo no había visto nunca y que Oliver jamás había mencionado.

Todos de negro, hablando con los labios apretados y llegando hacia su caja para decirle algo que él ya no podría escuchar… Y si no fuera suficiente, otros solo lo miran, porque la muerte te hace siempre un poco más relevante.

Su madre yace cerca del ataúd, cerca de él, es casi como si lo resguardara, luce agotada, con algo en los ojos decaídos y… Triste, la gente se detiene con ella antes de ver a Oliver.

Y como ya lo presentía, mi mamá se acerca, pero yo solo me quedo ahí, en el fondo, pensando en nada, ni siquiera me siento, no obstante me encuentro de vez en cuando taladrando el ataúd café con los ojos. Y ni siquiera sé cuánto duro de ese modo... pero entonces, poco después alguien me toma de la mano. Es suave y tibia. Pero no es alguien, es ella.

La miro de reojo.

Tiene las llaves de su coche aun en la otra extremidad, y el cabello rubio por primera vez lo veo recogido.

No dice nada.

Me sujeta fuerte y solo observamos. No sé cuánto tiempo transcurre, de modo que solo me quedo ahí, con ella a mi lado, pensando  una vez más de forma encadenada del último día en el que lo vi: En su apariencia demacrada con esa tos recurrente… Preguntándome de nuevo en si sufrió o no… Porque casi me lo puedo imaginar muriendo dolorosamente con sus pulmones ahogándose una y otra vez.

Ni siquiera recuerdo que fue lo último que le dije, ni siquiera recuerdo si alguna vez lo trate tan bien como Oliver me trato a mí… Levanto la vista hacia el ataúd que ahora esta solo y entonces lo comprendo, ya no lo voy a volver ver… Así que camino. Y Hallie me mira solo un segundo antes de caminar a mi lado, recorriendo toda la hilera de sillas.

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