V e i n t i s i e t e

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Hallie

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Hallie

Apenas giro la lleve del auto un resoplido sale de mis labios.

—Todo está bien, Hallie —escucho a mi hermana. Y cuando volteo el rostro hacia ella, encuentro sus ojos pendientes de los míos.

—Lo sé —le digo antes de bajar del auto, ella no tarda en hacerlo después.

Cruzamos el estacionamiento juntas,al poco tiempo ya estamos caminando por el pasillo de casilleros amarillos.

Detalló su perfil, y como el cabello, que ha traído suelto hoy, se le balancea al caminar.

Reconozco esa expresión en sus ojos avellanados… ella siempre intentando ver por mí.

—Entonces… nos vemos en la salida —le digo cuando ya vamos a llegar al lugar donde siempre nos despedimos.

Me mira y no sé que ve en mis pupilas pues me sonríe ligeramente.

La veo marcharse con la mochila roja rebotando en su espalda.

Hago el camino hacia mi taquilla, no obstante me detengo al notar algo saliendo de las rejillas de este.

Me pasó la lengua por los labios cuando lo tomo en mis manos, me hace tragar saliva ver mi nombre en la nota doblada.

Lo observo una vez más con la cabeza revuelta, no me hace falta saber quién la ha escrito, pues veo el nombre de Brad tan pequeño en una esquina que creo que se me revuelve el estomago.

La sostengo porque no sé que hacer con ella, sin embargo tengo muy claro que no quiero volver a cometer errores que bien podría evitarme.

Abro la cajilla metálica intercambiando los libros necesarios. Cuando termino paso por su casillero y dejo la cartita del mismo modo en que él la dejo en el mío.

Tomo la charola entre mis manos y justo cuando levanto la mirada hacia el comedor que se extiende ante mí la sostengo con fuerza, porque sé que es imposible que no pase por ahí. Justo por la antigua mesa que solía ocupar.

Es tan raro, porque es imposible que no los note. Parece… como si fuera un día normal, aunque bueno, si, lo es. Pero Brad… El no me pierde de vista, me mira con los ojos cautos y me atraviesa con la mirada como si buscará algo importante en mí, y Vanesa… ella lo mira a él.

Reafirmó el agarre sobre la bandeja, camino hacia adelante cruzando varias mesas en el camino mientras fijo los ojos al frente. Y cuando por fin he llegado a una mesa vacía suelto aire que no sabía que estaba reprimiendo.

Me niego a voltear hacia atrás aunque siento la mirada de él en mi nuca. Ya las he podido evitar en varias clases que teníamos juntos, así que me convenzo de no voltear hacia atrás.

Me le quedo viendo a la dudosa apariencia del pastel de carne frente a mí, creo que el ceño se me frunce, sin embargo me encuentro clavándole el tenedor y cuando estoy a punto de llevárme el bocado a la boca aparecen frente a mí tan de repente que el cubierto se queda suspendido en el aire.

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