S e i s

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Hallie

No sé que esperaba ver.

Muevo los dedos por la pantalla del celular prestando mucha atención a las imágenes.

Todas son paisajes, algunos tienen colores vivos, brillantes y otros están en tonos grises que no parecen ir con la naturaleza de la foto.

Deslizo y deslizo las yemas de mis dedos casi hasta el final… y me sorprendo cuando no encuentro ni una sola foto suya.

Bueno, tampoco es como si quisiera ver una, por supuesto.

Vuelvo hasta el principio y le doy al botón que dice seguir.

Tentada, selecciono la última foto que ha subido y aprieto donde está el corazoncito

Me prometo soltar el celular en cinco minutos.

Me abrocho el cinturón con las manos temblorosas, después las pongo sobre el volante y me dedico a revisar con detalle los espejos del auto, las luces, mi asiento, el limpia parabrisas e incluso le pongo a atención a todos esos números y figuras sobre el tablero.

Cuando creo que he terminado, me pongo a verificarlos de nuevo, porque, bueno, nunca está de más hacerlo.

En el asiento del copiloto, papá me mira fijamente.

—Hallie ¿te gustaría también lavar el auto antes de irnos? —agrega Lori desde los asientos traseros.

Mi ceño se frunce, me doy media vuelta hacia ella.

—Sino…

—Ya basta, niñas —me interrumpe papá, me acomodo en el asiento. —Hallie mete reversa.

Lo miro con los ojos abiertos durante unos cuantos segundos, luego me recupero.

Asiento varias veces y hago girar la llave, muevo la palanca poniéndolo en donde debe ser reversa y entonces el auto se mueve hacia atrás tan rápido que creo que jadeo, no, más bien grito, grito tan fuerte que ni siquiera logro escuchar con claridad la voz del adulto a mi lado. Incluso siento que topa con algo...

Papá mueve la palanca del auto en un reflejo y yo al menos quito la pierna del pedal, entonces el auto se detiene. Estamos a mitad de la calle. Saco la cabeza por la ventana y veo el auto de papá, el cual ahora tiene una pequeña abolladura en el lateral de dónde está la cajuela. 

Perfecto.

—¡¿Por qué tenías el pie en el acelerador?! —me pregunta él, está tratando de controlar su voz.

—Yo, yo… Me confundí.

De fondo se escucha un respiro sonoro… Y luego la risa de mi hermana. Papá suspira.

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