Evan
Asustar a una chica siempre es malo… y lo sé porque se aleja de mí con demasiada velocidad, sus pasos son firmes y apresurados.
Me doy cuenta de que no tiene sentido que siga aquí, entonces decido marcharme. No es hasta que avanzo un poco que me da por voltear sobre mi hombro, la fuerza es tan poderosa que, aunque me resisto, luego no me queda más remedio que acceder.
Así que lo hago.En eso siento que mi capacidad pulmonar ha bajado solo por qué... la chica me mira.
Y yo no puedo apartar los ojos de ella.
Luego, después de los segundos más largos que he experimentado, la rubia voltea la cara con una rapidez que me parece casi violenta.
Es hasta que la observo cruzar la puerta de su casa que yo me dirijo a la mía. No sin antes sorprenderme de tener una pequeña sonrisa en la cara.
Entro por la puerta trasera y cruzo el pasillo que tiene un poco de cajas de la mudanza que aún no hemos acomodado.
Subo a mi habitación con sumo cuidado, esperando así no despertar a mi madre, pues de un tiempo a la fecha tiene los reflejos como un gato y no sé qué pasaría si me encuentra fuera de la cama a esta hora y con fiebre.
Bueno, sí sé lo que pasaría, solo que no quiero que suceda.
Me premio con un suspiro cuando llego a la habitación desconocida, que ahora es mi cuarto, sin prender la luz camino hacia la mesa de noche con la intención de tomar la botella que yace ahí, pues tengo los labios más secos de lo normal y de inmediato no puedo evitar hacer una mueca al ver los medicamentos en la misma superficie acomodados en perfecto orden.
Claramente una indirecta de mi madre.
Con un poco de cansancio y algo parecido a la molestia abro un cajón de la misma mesita y los echo todos solo empujándolos con una mano. Lo cierro de un solo golpe y respiro profundo.
Ojalá se quedaran ahí para siempre.
Tomo la botella y bebo el agua hasta que ya no queda más.
Me toco de nuevo la frente y confirmo que mi temperatura sigue elevada, camino hacia el closet que está arreglado a la mitad y paso muy cerca de la ventana, la escasa brisa que se siente en mi piel es fresca, pero eso no es lo que llama mi atención, en la casa de al lado, justo de cara hacía mi ventana, está la chica rubia de hace rato.
Camina hacia una parte de la habitación levantando un pie hacia atrás para quitarse uno de sus zapatos, hace lo mismo con el otro y luego, llega a una parte que no logro observar.
Y aun así me asombro cuando me noto clavado en el piso.
Entonces, vuelve a aparecer en mi campo de visión y yo no puedo dejar de mirarla con curiosidad mientras ella, repentinamente, hace un intento de… ¿Orden? Al caminar de un lado a otro acomodando cosas de sus muebles blancos.
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Más Brillante
Teen FictionPara Hallie no es suficiente. Para Evan ya lo fue; y mientras ella quiere vivir, él se está muriendo. *** Hallie sabe muchas cosas; a qué universidad ir dentro de...