Para Hallie no es suficiente.
Para Evan ya lo fue; y mientras ella quiere vivir, él se está muriendo.
***
Hallie sabe muchas cosas; a qué universidad ir dentro de...
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Hallie
Faltan quince minutos para que la clase acabe. Suspiro y vuelvo a borrar de manera frenética lo que he escrito en la hoja, cierro los ojos solo un segundo, creo que empezaré a sudar, ¿Esto no puede ser tan difícil o si? Respiro profundo. Tengo que hacerlo bien.
Mis ojos se vuelven a pasear por el ejercicio una vez más y cuando siento un toque en uno de mis brazos, mis ojos voltean hacia esa dirección.
Sam mira hacia los lados, luego ladea su ejercicio resuelto hacia mi. Mis ojos se abren en asombro y ella mira de mi al cuaderno más de una vez.
Debería darme vergüenza.
Asiento imperceptible y le doy una sonrisa que significa un «gracias».
Cuando ya he terminado. Empiezo a darle golpecitos a la madera de la banca con mi lápiz.
—Oye, Sam ¿Sabes quién es Luke Stevens? ¿No? —le pregunto y ella me mira con los ojos oscuros cautelosos.
Asiente despacio y el cabello corto se le mueve.
—Esta soltero.—digo y la sonrisa lenta que se forma en su cara me hace sonreír también.
Abro la boca para poder decir algo más, la cierro cuando oigo el sonido de una notificación en mi celular.
Me aseguro que el sonido no haya llamado la atención del profesor y luego lo pongo en silencio.
“Conozco un lugar decente que una vez una chica rubia me mostró.”
Una sonrisa enorme aparece en mi rostro al leer el mensaje, antes de siquiera contestarle, me llega otro mensaje en instantes.
“¿Quieres ir?”
Esta en casa, al fin, y no puedo estar más feliz por eso.
“Seguro, no puedo negarme si es comida”
“¿Después de clases?”
Me humedezco los labios, vigilo que el profesor no me pillé mientras espero su respuesta.
“Si te esperaré”
Sonrió y rápido le escribo la hora en la que puedo estar ahí.
Cuando termino guardo el celular y me percató de que Sam me da una sonrisita cargada de algo, niego con la cabeza sonriendo.
