T r e i n t a y u n o

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Hallie

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Hallie

Sus ojos miran hacia el frente con fijeza, está callado, tan callado que siento que sino acariciara su mano que está entrelazada con la mía, él olvidaría que estoy aquí.

Me dedico solo a mirar hacia adelante. La mamá de Oliver sostiene su bolso contra ella como si estuviera aferrándose a el, sus ojos están fijos, aunque sinceramente no creo que este mirando nada en realidad.

Por otra parte, su esposo, un hombre al cuál nunca había visto, ha salido tras el doctor, otra vez.

Me remuevo sobre el asiento de la salita de espera y creo que es la única forma en la que Evan vuelve a notarme. Pues su mano que está con la mía me da un suave apretón… Cómo si pensara en retenerme, aunque no voy a ir a ningún lado.

Y por un momento…

Solo un momento, no puedo escapar, me adentro a lo que mi cabeza ha pensado todo esté rato. Y las ideas que se van entretejiendo en mi mente me asustan, me asustan tanto que ni siquiera sé cómo he podido mantenerme tan quieta en el exterior acariciándole la mano.

Porque no es como si lo olvidará... O tal vez, para mi propia conveniencia, sí.

En eso lo miro, lo miro y no sé porque siento que es como si trajera un monstruo tras de él que va a atacarlo en cualquier momento y si yo lo siento así ahora ¿Qué sentirá él?

Inconscientemente mi mano se aprieta más a la suya.

Observo a Carol, la cual le entrega un café en la mano a la mamá de Oliver con tanta suavidad como si no quisiera perturbarla… aunque en realidad la mujer ni siquiera la está mirando ¿Qué sentirá ella? ¿Qué sentirán las dos?...

¿Qué sentirá Oliver?

Eso no lo sé. En cambio, si sé lo que siento yo. Así que me detengo, sacudo la cabeza que se me ha llenado de miedos y me dedico solo en sentir su agarre contra el mío, firme y de alguna manera algo suave. Hago que se me venga a la mente la sensación de cuando lo abrazo, de su cuerpo delgado contra el mío, palpitante, tibio y reconfortante. También recuerdo la gran sonrisa de Oliver, el brillo en sus ojos grises cuando sus labios la hacen. Y suspiro.

Miro de nuevo hacia el frente. Y el movimiento de sus pequeños pies en converse balanceándose me roban la atención.

Jen.

Un gorrito negro cubre su cabeza, y pequeños mechones rubios escapan de este debido a lo corto de su cabello.

Recuerdo vagamente que Oliver dijo que tenía… siete u ocho años, sin embargo, está tan callada como todos los que estamos aquí.  

No sé cuánto tiempo transcurre hasta que ella se levanta, pasa frente a nosotros sin mirar hacia atrás y su madre, bueno, ella creo que ni siquiera se  da cuenta de lo que pasa a su alrededor.

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