EvanDejo de recargar la espalda en la pared cuando la veo salir de la habitación en la que se encuentra Oliver.
Se acerca hacia mí… y aún se siente como un choque en mi cabeza al mirar donde se encuentra. Dos partes de mi vida que no quiero que se mezclen.
—¿Cómo está? —pregunto y veo ese hábito suyo de pasar la lengua por los labios rosados.
—Él, bueno… Creo que va estar bien —contesta. Y distingo en sus orbes dorados tan transparentes que realmente lo cree. Mis hombros se relajan. —…¿Tú cómo estas? —añade, dudosa.
Y me da por expulsar aire de los labios mientras me paso las manos por el cabello.
—Bien —contesto, tratando de que mi voz no denote nada —No te preocupes.
Me obligo a medio sonreírle, pero no me cree, pues sus cejas se arrugan y durante unos segundos no agrega nada más. Y en cierto momento me doy cuenta de la forma en la que sus ojos de miel me observan. Parecen querer rebuscar algo en mi interior, la tengo tan presente en mí que sé que podría contárselo todo.
Así que agacho el rostro como defensa. Instantáneamente todas las palabras que me dijo Oliver vuelven a golpearme.
Recupero la postura y mis pupilas se fijan en las suyas.
Mirarla... Siempre es deslumbrante. Hermosa, cálida, dulce y alegre. Como sensaciones; como la luz que te ilumina en la oscuridad. Cómo calor en invierno.
—¿Seguro que todo va bien? —susurra de nuevo.
Su cuerpo esta vez está más cerca del mío. Tiene los ojos preocupados y hechizantes. Le tomo la mejilla, incapaz de no tocar esa piel suave.
—Seguro.
…
—¿Por qué no me lo dijiste? —pregunto en cuanto la veo.
Y mamá se detiene de fregar los platos para mirarme.
Sé por las arrugas en su frente que está desentendida.
—¿Por qué no me dijiste que Oliver hablo contigo primero antes de conmigo? —Aclaro. Serio.
Ni molesto puedo gritarle.
Entonces se concentra en mí, pero ni siquiera parece afectada. Tomo una respiración sintiendo la llama de la molestia encendiéndose dentro.
—Porque él no quería que lo supieras —dice con simpleza.
—Y tu le hiciste caso —suelto sin pensar.
Y ella fija aún más su mirada de plata en mí, parece… neutral. No me transmite nada.
—Es un buen muchacho, y ambos necesitaban distraerse. Era demasiado fácil, cielo. Pero tú nunca ves más allá.
—No necesito que me ayudes hacer amigos.
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Más Brillante
Ficção AdolescentePara Hallie no es suficiente. Para Evan ya lo fue; y mientras ella quiere vivir, él se está muriendo. *** Hallie sabe muchas cosas; a qué universidad ir dentro de...