CAPÍTULO 30 PARTE II

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Lean la nota al final, es importante.✨

Aiden

No puedo creer que ella esté aquí.

 Han sido muchos intentos fallidos para poder conseguir hablar con ella que no me lo creo todavía.

Emily está aquí, frente a mis ojos, no es una maldita alucinación.

— Sabemos que no han podido pasar mucho tiempo juntos, por eso organizamos esta cena. Espero les guste.— mi madre habla, pero yo no puedo quitarle los ojos de encima a la hermosa chica que está igual o más sorprendida que yo.

Salgo de mi trance y los saludo, exceptuando a Mily.

— Han quedado tan sorprendidos que no se han dicho ni una palabra.— acota Lía burlona.

Mi madre agarra el brazo de mi padre.

— Los esperamos en el comedor dentro de unos minutos, les daremos privacidad.

Los tres se van y nos quedamos a solas.

— No sabía que te iba a encontrar aquí.— comienzo y me acerco despacio a ella— No luego de ignorarme todo este tiempo sin motivo alguno.

Me es imposible no decirle con algo de reproche.

— Tu madre y hermana fueron a visitarme a Flowers Paradise, me invitaron a cenar y no pude negarme.— juega con sus dedos nerviosa— No tenía idea que ibas a estar aquí.

Desordeno mi cabello y paso a un costado suyo.

— ¡Claro! Sería demasiado pedir que la señorita se digne en hablarme y me explique porque me ha estado ignorando.

Me sirvo bourbon y me lo bebo de golpe.

— ¿Por qué, Emily? ¿No estábamos bien?— ella se gira en mi dirección y da unos cuantos pasos.

— No tengo una respuesta.— baja la cabeza.

Me mantengo en silencio observándola fijamente.

— Buenas noches, su familia los están esperando señor.— una empleada viene por nosotros.

Recuerdo que no estamos solos.

— Dígales que ya vamos, por favor.— respondo y ella se va por donde vino — Esta conversación no ha terminado aquí.

Le dejo claro y camino hasta ella para guiarla al comedor.

Estoy muriendo por besar sus labios, abrazarla, hacerle saber lo mucho que la he extrañado; pero no es justo que haya hecho esto.

— Tomen asiento.— indica mi madre.

Le abro la silla y le ayudo a sentarse, luego lo hago yo a su lado.

— ¿Pudieron hablar? Tenían una carita de querer comerse a besos.— suelta mi hermana.

«Yo sí, ¿Ella? no sé»

— Eso no te importa.— digo borde— No seas curiosa.

— Solo quería saber, no seas cabrón.— se enoja.

— ¡Lía! —regaña mi padre.

Ninguno de los dos dice nada y nos ponemos a cenar en completo silencio.

— Cuéntanos, Emily, ¿La pasaron bien en el viaje?

Ella baja su tenedor y pasa el bocado que tenía en su boca.

— La pasé muy bien, Alessandra, todo gracias a su hijo.

— Me recuerdan a mi y a Arnold, nos gustaba viajar cada vez que podíamos, ¿verdad, cielo?

Mr. Müller ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora