Aiden Müller
Definitivamente soy un maldito con suerte.
Con una gran y estúpida sonrisa, trato de hacer llegar aire a mis pulmones. Creo que dejé de hacerlo en el momento en que su dulce y hermosa voz dijo «Sí».
Ella dijo que sí. Mi hermosa brünette aceptó ser mía, mi esposa. La señora Müller. Mía.
— Aiden... Aiden...¡Aiden! — siento como sus suaves manos tiran mi brazo.
Salgo de mis pensamientos y enfoco mis ojos en los suyos, en esos ojos marrones tan intensos y llenos de vida. «Sí que estoy jodido»
Esa pequeña mujer que a las justas puede llegar a medir 1.60 me tiene en sus manos, no solo físicamente, mi corazón tiene escrito su nombre como la dueña de él. Y aunque eso a cualquiera le puede resultar aterrador, yo solo siento paz y tranquilidad.
No sé a quién diablos deba agradecerle por tener a este hermoso ángel en mi vida ahora, pero gracias.
Su hermoso rostro tiene una pequeña sonrisa en los labios que tanto disfrutar besar y…otras cosas más.
— ¿Ah? ¿Qué pasa, amore? — deslizo mi mano por su espalda desnuda en un intento de alejar mis pensamientos.
Emily apoya su barbilla sobre mi torso y me mira fijamente.
— ¿En qué piensas tanto, cariño? — estira una de sus manos y acaricia una de mis mejillas.
Cierro mis ojos por unos cortos segundos y exhalo profundamente.
No voy a ocultarle nada, seré honesto con lo que quiero y siento; aunque eso me haga parecer un maldito intenso de mierda.
Es culpa suya por ser tan hermosa y enamorarme como lo hizo.
— Pienso en...— abro los ojos y ella me anima con un gesto a que continúe, me saca una sonrisa — Pienso en el momento en que pueda decir que eres mi esposa, cuando lleves mi apellido y seas la señora Müller. Mía. — admito.
«Y también la...» Detengo el rumbo de mis pensamientos. No ahora, no es el momento.
Sonrío.
Veo en primera fila como sus mejillas se tornan sonrojadas por mis palabras y no por haber demostrado nuestro amor de una manera carnal y más pasional minutos atrás.
— ¿Estás emocionada y feliz como lo estoy yo porque eso suceda? — pregunto.
Sus ojos marrones se llenan de ese brillo especial que tanto me gusta y tranquiliza.
— No podría estar más feliz y emocionada, Aiden — suelta de inmediato.
De un solo movimiento hago que ella quede más pegada sobre mi cuerpo y así poder besarla como quiero.
Una de mis manos se posa en su nuca y la otra en su mejilla para evitar que se aparte, la beso al principio despacio dando pequeños picos por un corto tiempo, después voy subiendo la intensidad hasta que acaricio su lengua con la mía. La temperatura comienza a subir, los jadeos y gemidos de parte de ella son atrapados por mis labios.
«Otro round de actividad física no me disgusta»
Jamás me cansaré de ella; su cuerpo, su ser, su alma, todo. Todo lo que es Emily Williams... pronto Müller.
— ¿Has pensado en alguna fecha para nuestra boda? — pregunto luego de un rato y bajo mi mano hasta una de sus nalgas y la dejo ahí.
Chasquea la lengua y pone un gesto pensativo.
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Mr. Müller ©
ChickLitEmily Williams, alrededor de un año de edad fue abandonada en las puertas de un Orfanato en Londres, fue encontrada envuelta en una sábana dentro de una canasta, en malas condiciones con un golpe en su cabeza y una nota diciendo: Emily... Lo siento...