Capítulo 64 "No quiero verte" (Katty)

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64  “No quiero verle”  (Katty)

Estaba algo nerviosa y preocupada. Me daba la sensación de que había un hombre que me seguía. Lo había visto en el aeropuerto al llegar a Londres, luego de nuevo en el hotel, hasta en la ceremonia, escondido en un rincón. Estaba casi segura que era la misma persona. Pero no quería preocupar a nadie. Quizá eran imaginaciones mías y no quería fastidiar la boda. Así que me callé.

Por la noche, bajé a pasear por la calle del hotel. No me alejaría para no cabrear a mis padres, pero al menos me daría el aire. Aunque me había hecho a la idea de que con Bao no tenía posibilidades, eso no significaba que no me doliese. Era el primer chico por el que había sentido algo. El primer hombre en el que había confiado. Era complicado olvidarle.

Fue al volver al hotel, cuando de nuevo, vi a ese hombre. Y esta vez, no disimuló. Caminó hacia mí. Intenté escapar, acelerando el paso pero me sujetó y me pegó contra la pared.

-No te asustes. Solo quiero hablar.-dijo.

-¡No me toques!-espeté.

-No grites. Por favor. No grites. Solo quiero hablar. Katty.

Me quedé atónita. ¿Cómo sabía mi nombre? ¿De qué me conocía? ¿Por qué me había seguido?

-¿Cómo sabes cómo me llamo?

-Es… Una larga historia. Me ha costado encontrarte. ¿Podemos ir a tu cuarto para hablar más tranquilos?

-¡No!-fruncí el ceño- ¿Me crees idiota? No me voy a meter en mi cuarto con un psicópata que me lleva siguiendo todo el día.

-En realidad, te vengo siguiendo desde Canadá…-comentó.

Vale, aquello ya si que era más que raro. Encima, me decía que hacía más tiempo que me seguía. ¿Estaba loco? Debía estarlo, eso seguro.

-Tienes razón, eres una chica inteligente. Vamos a una cafetería. ¿Vale?

-Que no. Que no pienso ir contigo a ningún lado. Y suéltame…

Soltó mi brazo y suspiró. Había como un halo en su mirada de tristeza.

-Katty, te conozco. Y me conoces. Aunque no me recuerdes. Eras muy pequeña…

-¿De qué hablas? Yo no te conozco.

-Digamos que… Tus padres y los míos, son los mismos.

Creo que palidecí. Y me estremecí. El recuerdo de mis padres vino a mi mente y sentí ganas de vomitar. Se me llenaba el cuerpo de un sudor frío que me hacía tiritar, siempre que acudían a mi mente.

-No puede ser… Si fuera así, serías…

-Tu hermano.-asintió.

-Yo no tengo hermanos.

-No pequeños. Nos llevamos quince años. Yo me marché de casa cuando cumplí los dieciséis.

-Tienes que estar equivocado. No puedes ser hijo de…

-De esos monstruos. ¿No?

De cualquier forma... Es amor. (Tercera parte de ¿Amor o amistad?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora